La vida privada de Sherlock Holmes - Billy Wilder
El maestro Billy Wilder dejó en 1970 su versión de Sherlock Holmes
para disfrute del mundo. Al parecer él tenía otra idea, una película de 3 horas
sobre la psique y el alma del famoso detective, pero a los productores no les
gustó mucho la idea y le sacudieron unos cuantos tijeretazos, según puede
leerse en Blog
de cine. Wilder, y esto se nota claramente en la película que se publicó
finalmente —aunque seguramente se advirtiese mejor siguiendo el guión original—
intenta ir más allá del personaje del escocés sir Arthur Conan Doyle, intenta
mostrarnos al ser humano que hay debajo de la figura glorificada y hecha, de
algún modo, heroica. Wilder quería mostrar al ser humano subyacente. A pesar de
todo, la película sigue teniendo un tono más intimista de lo normal en los
acercamientos a la figura del detective inglés que a mí, personalmente, me ha
encantado; ¡una lástima que no le dejasen hacer las cosas como quería!
Realmente me habría encantado verla.
La película empieza 50 años después de la muerte del doctor
Watson, momento en que se autoriza a sus herederos a abrir el baúl que contiene
la última historia inédita de Sherlock Holmes.
Esta historia, por supuesto, es ese relato humanizado, esa encarnación
del personaje que sin renunciar al mito nos presenta algo más, a alguien más
cercano que puede ser vencido, que puede ser superado, por algo tan universal
como el amor. Y es que Wilder tratará el amor, el drama, la comedia y la
investigación en una proporción que, aunque rara, resulta completamente
arrolladora.
A esto ayuda, sin ninguna duda el tremendo trabajo de los
actores. Robert Stephens (Sherlock) es realmente memorable, con su rostro
impasible, su mirada fría y su actitud flemática; Colin Blakely (Watson)
resulta ser otro actor de lujo, aunque su personaje es un poco payasete-alivio
cómico para mi gusto —tengo una idea algo más seria sobre él, y esta
encarnación me desagradó ligeramente—;
Christopher Lee, Tamara Toumanova y Geneviève Page interpretan a unos
magníficos Mycroft Holmes , madame Petrova y Gabrielle Valladon respectivamente.
«¿No sería irónico que el último caso de Sherlock Holmes fuese un caso
de neumonía?»
El argumento de la película me pareció magníficamente bien
llevado. El guión, de Wilder y su recurrente I.A.L. Diamond, lo iba envolviendo todo cuidadosa y
cariñosamente de pequeños misterios, intrigas y sorpresas —hay quien dice que
vio un desarrollo completamente predecible, lo cierto es que no fue mi caso ni
el de Laura— mientras siguen profundizando en la figura del señor Holmes. El
ritmo es bastante intenso, no precipitado ni veloz, pero sí intenso. No aburre
ni se ralentiza en vano, la película avanza al ritmo al que la obliga la
historia, lo que unido a los brillantes diálogos que mantienen los personajes
es una razón más que suficiente para mantener al espectador absolutamente
absorto, expectante, mientras en pantalla se suceden los hechos.
Un magnífico vestuario —es que la moda en los varones pasó
de ser súper molona a cutre, por mucho que a día de hoy sea más cómoda— muy de la época que retrata dignifica a Holmes
y Watson, aunque se ven absorbidos en pantalla cuando Geniève Valladon
conquista la pantalla. Es imposible no mirarla a ella y a sus complicados
ropajes.`
El maquillaje, cumplidor con todos ellos, destaca en Holmes.
Aunque a Laulau no le haya gustado nada porque lo hace parecer un muerto , a mí
me pareció muy apropiado para el personaje, un tipo al que yo me imagino
bastante introvertido, refugiado siempre en su casa o en su laboratorio salvo
cuando la intriga de un nuevo caso lo saca de su hastío vital, de su violín y
su introspección y ancla intelectual. Ese color tan blanco lo deshumaniza, lo
hace ajeno; tal como es realmente Sherlock, por mucho que Wilder grite a los
cuatro vientos en la película que, en el fondo, Holmes es un hombre, un ser
humano, y vive y siente como todos.
Escenas para recordar:
—Todo lo sucedido en el ballet ruso, con especial mención
para el baile de Watson y la negativa sexual de Holmes.
—El prado en Escocia, es tan visualmente hermoso que es
imposible no destacarlo.
—El magnífico diálogo sobre la presunción de Watson sobre la
sexualidad de Holmes (de hecho, muchas de las discusiones entre estos dos
personajes son gloriosas).
—La visita de la reina al submarino (que bien me recordó
Juampa que debía destacar, porque es muy, muy divertida)
Nota: 9. La película es todo cuanto puede ser cualquier otra
película de Sherlock Holmes, pero es algo más. Una lástima de recortes de la
productora, supongo, porque me habría gustado disfrutar de todo el esplendor
posible esta vez. Genial.
Otras películas de Billy Wilder:
Primera Plana. Nota: 6.
Uno, dos, tres. Nota: 9.
El apartamento. Nota: 8. (Insisto en que no comparto esta opinión, ¡El apartamento es de 10!)
El crepúsculo de los dioses. Nota: 9,5.
Otras versiones de Sherlock Holmes:
Sherlock Holmes, de Guy Ritchie.
Es una película dinámica y entretenida en la que se nos muestra el ser humano que hay detrás de la figura de Sherlock Holmes. Incluye momentos realmente muy divertidos. Es una lástima que la productora decidiera cortarle las alas a Wilder exigiendo cambios. La vida privada de Sherlock Holmes se ha convertido en una de mis películas favoritas. Gracias por la reseña Albos.
ResponderEliminarYo me la he comprado hoy xD. En el Alcampo la han puesto en DVD a 4 euros y no he podido resistirme :D
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