Midnight in Paris - Woody Allen
En general, y de lo que he visto, Woody tiende a gustarme. Desde Match Point (y es del 2005) no me había acercado a nada más de este hombre, pero hoy aproveché para ponerme un poco más al día con Midnight in Paris y, la verdad, he de decir que me ha parecido una película preciosa.
Woody consigue a un tiempo ser inteligente y afilado (como siempre), pero consigue también ser elegante, poético y soñador (sí, en serio, Woody con un toque de optimismo; pensé que me había equivocado de película). Midnight in Paris —aunque quizá ese baño de luz naranja que tan parisino resulta a mis ojos de «conozco-París-únicamente-por-películas», la música y la pasarela de dulces mujeres que desfilan ante la pantalla (Bruni incluida) tuvieron algo que ver— es una película elegante y hermosa a la que cabe acercarse desde la adoración al cine de Woody Allen e, incluso, desde el odio al mismo.
La película, todo sea dicho, trata los temas que tratan casi todas las películas del director y guionista neoyorquino. Habla de amor y muerte, de cambio, habla de cuernos, de mentiras y de arte. Y todo lo hace bien; lo que convierte esta película de tono algo más alegre de lo normal y color preciosista en una deliciosa golosina.
Gil (Owen Wilson, tan sosainas como siempre, aunque moderadamente cumplidor) es un guionista de Hollywood, una prostituta escritora del mundo del cine, para entendernos. Junto a su novia Inez (Rachel McAdams) y los suegros viaja a París, a disfrutar del ambiente, de las calles, de la arquitectura y del arte. Allí, para bien o para mal, tendrá que sufrir a uno de los amigos de Inez, el insoportable Paul (Michael Sheen); más para huir de él que otra cosa, Gil acaba deambulando por París y entonces, recogido por un peculiar coche estilo años 20 y lleno de gente extraña... acaba rodeado de las más selectas y extrañas compañías. De los años 20.
Así que sí. Woody se atreve con viajes en el tiempo y con personajes como Hemingway (Corey Stoll, impresionante este hombre, y su doblaje al castellano es una delicia de pura gracia), Picasso (Marcial Di Fonzo Bo), T.S. Elliot (David Lowe) y Salvador Dalí (Adrien Brody). Y con la hermosa Adriana (Marion Cotillard), verdadero motor de la trama. Tal vez no tenga la parte más importante, pero es quien motiva al protagonista a sus viajes nocturnos en pos de los años 20. Es quien realmente provoca que Gil vuelva una y otra vez a la que considera que es «la mejor época» de París.
Los personajes:
—Gil: es un guionista que quiere escribir una novela, pero se da cuenta de que no es lo mismo. Que la base se parece, sí; pero que a su novela le faltan cosas. Por si fuera poco, su relación con Inez no es todo lo maravillosa que podría ser (Inez es una zorra, vaya; no es que el absoluto pasotismo de Gil se merezca mucho más, claro; pero ¿qué fue antes, el huevo o la gallina?). Gil cobra fuerza en los años 20, rodeado de Grandes. ¿Qué tal Wilson? Solvente. No me parece una actuación memorable, ni mucho menos; pero creo que carga con el peso del personaje y lo resuelve adecuadamente. Supongo que si Woody tuviese 20 años menos, se habría encargado él mismo, y aunque más feo, el resultado habría sido, sin duda, mucho más interesante.
—Inez: es poco más que una comparsa y nunca llega a ser un personaje determinante. Está para presentar a Paul y tener la tensión inicial. Luego, de hecho, llega a ser más insoportable que el exageradamente pedante Paul. Y que yo diga eso de alguien... Dios mío, es que es insoportable.
—Paul: creo que representa todo lo malo y lo que merece ser erradicado. Es el cultureta engreído y gafapasta que todos queremos que desaparezca sin llamar la atención. Michael Sheen, eso sí, consigue suscitar todo el odio que el personaje merece; así que supongo que ha hecho un gran trabajo.
—Adriana: la hermosa Adriana, la siempre atractiva y sensual Marion Cotillard (que además participa en Big Fish, Inception y, próximamente, en la última del Batman de Nolan; ¡podría ser una musa friki!). Un gran personaje y una gran interpretación. Además da la vuelta de tuerca que la película necesita con total claridad. Cualquier tiempo pasado fue mejor. Para ella también. Por supuesto.
Midnight in Paris es una película delicada y perfectamente disfrutable, dura lo justo y las tramas no se van por los cerros de Úbeda constantemente. La dosis de humor es perfecta y, como en la mayoría de películas que le he visto, toca diversas temáticas y registros. Los personajes, bastante extremos, marcan buenos contrapuntos entre sí, y el toque fantástico le da a la película un toque de magia con el que disimular alguna que otra caída menor de ritmo.
Por el momento, y sin ninguna duda, lo mejor que he visto «del 2011».
Nota: 8,5. Creo que volvería a verla solo por el fantástico trabajo artístico (gracias, Darius Khondji), pero a ello debo añadir un gran guión, un cumplidor reparto y una elegante banda sonora. Al fin algo destacable. A ver si cojo por banda The Artist y Los descendientes...
Otras películas de Woody Allen:
—Balas sobre Broadway.
—Match Point.
Otras películas de 2011:
— Caballo de batalla.
— La invención de Hugo.
— Los idus de Marzo.
— Drive.
— Criadas y señoras.
Woody consigue a un tiempo ser inteligente y afilado (como siempre), pero consigue también ser elegante, poético y soñador (sí, en serio, Woody con un toque de optimismo; pensé que me había equivocado de película). Midnight in Paris —aunque quizá ese baño de luz naranja que tan parisino resulta a mis ojos de «conozco-París-únicamente-por-películas», la música y la pasarela de dulces mujeres que desfilan ante la pantalla (Bruni incluida) tuvieron algo que ver— es una película elegante y hermosa a la que cabe acercarse desde la adoración al cine de Woody Allen e, incluso, desde el odio al mismo.
La película, todo sea dicho, trata los temas que tratan casi todas las películas del director y guionista neoyorquino. Habla de amor y muerte, de cambio, habla de cuernos, de mentiras y de arte. Y todo lo hace bien; lo que convierte esta película de tono algo más alegre de lo normal y color preciosista en una deliciosa golosina.
Gil (Owen Wilson, tan sosainas como siempre, aunque moderadamente cumplidor) es un guionista de Hollywood, una prostituta escritora del mundo del cine, para entendernos. Junto a su novia Inez (Rachel McAdams) y los suegros viaja a París, a disfrutar del ambiente, de las calles, de la arquitectura y del arte. Allí, para bien o para mal, tendrá que sufrir a uno de los amigos de Inez, el insoportable Paul (Michael Sheen); más para huir de él que otra cosa, Gil acaba deambulando por París y entonces, recogido por un peculiar coche estilo años 20 y lleno de gente extraña... acaba rodeado de las más selectas y extrañas compañías. De los años 20.
Así que sí. Woody se atreve con viajes en el tiempo y con personajes como Hemingway (Corey Stoll, impresionante este hombre, y su doblaje al castellano es una delicia de pura gracia), Picasso (Marcial Di Fonzo Bo), T.S. Elliot (David Lowe) y Salvador Dalí (Adrien Brody). Y con la hermosa Adriana (Marion Cotillard), verdadero motor de la trama. Tal vez no tenga la parte más importante, pero es quien motiva al protagonista a sus viajes nocturnos en pos de los años 20. Es quien realmente provoca que Gil vuelva una y otra vez a la que considera que es «la mejor época» de París.
Los personajes:
—Gil: es un guionista que quiere escribir una novela, pero se da cuenta de que no es lo mismo. Que la base se parece, sí; pero que a su novela le faltan cosas. Por si fuera poco, su relación con Inez no es todo lo maravillosa que podría ser (Inez es una zorra, vaya; no es que el absoluto pasotismo de Gil se merezca mucho más, claro; pero ¿qué fue antes, el huevo o la gallina?). Gil cobra fuerza en los años 20, rodeado de Grandes. ¿Qué tal Wilson? Solvente. No me parece una actuación memorable, ni mucho menos; pero creo que carga con el peso del personaje y lo resuelve adecuadamente. Supongo que si Woody tuviese 20 años menos, se habría encargado él mismo, y aunque más feo, el resultado habría sido, sin duda, mucho más interesante.
—Inez: es poco más que una comparsa y nunca llega a ser un personaje determinante. Está para presentar a Paul y tener la tensión inicial. Luego, de hecho, llega a ser más insoportable que el exageradamente pedante Paul. Y que yo diga eso de alguien... Dios mío, es que es insoportable.
—Paul: creo que representa todo lo malo y lo que merece ser erradicado. Es el cultureta engreído y gafapasta que todos queremos que desaparezca sin llamar la atención. Michael Sheen, eso sí, consigue suscitar todo el odio que el personaje merece; así que supongo que ha hecho un gran trabajo.
—Adriana: la hermosa Adriana, la siempre atractiva y sensual Marion Cotillard (que además participa en Big Fish, Inception y, próximamente, en la última del Batman de Nolan; ¡podría ser una musa friki!). Un gran personaje y una gran interpretación. Además da la vuelta de tuerca que la película necesita con total claridad. Cualquier tiempo pasado fue mejor. Para ella también. Por supuesto.
Midnight in Paris es una película delicada y perfectamente disfrutable, dura lo justo y las tramas no se van por los cerros de Úbeda constantemente. La dosis de humor es perfecta y, como en la mayoría de películas que le he visto, toca diversas temáticas y registros. Los personajes, bastante extremos, marcan buenos contrapuntos entre sí, y el toque fantástico le da a la película un toque de magia con el que disimular alguna que otra caída menor de ritmo.
Por el momento, y sin ninguna duda, lo mejor que he visto «del 2011».
Nota: 8,5. Creo que volvería a verla solo por el fantástico trabajo artístico (gracias, Darius Khondji), pero a ello debo añadir un gran guión, un cumplidor reparto y una elegante banda sonora. Al fin algo destacable. A ver si cojo por banda The Artist y Los descendientes...
Otras películas de Woody Allen:
—Balas sobre Broadway.
—Match Point.
Otras películas de 2011:
— Caballo de batalla.
— La invención de Hugo.
— Los idus de Marzo.
— Drive.
— Criadas y señoras.
Siento discrepar y eso que suelo ser un entusiasta de las películas de W. Allen, pero esta me parecido un timo, es cursi, tontona, nada sutil, superficial, no hay ironía como en "Todos dice I love you", que parte se rodó en París y es una película igual de pija.
ResponderEliminarSé que W. A. explota siempre los mismo elementos, pero casi sus peículas consiguen explorar un matiz nuevo que añade a todo lo anterior, en esta película no hay nada, hay una reducción de sus personajes a una sombra de ellos, y el actor principal..., bueno me he sentido muy decepcionado, aunque ya pasó lo mismo con "Vicky, Cristiona, Barcelona".
Me quedo con la Rosa púrpura del Cairo, Balas sobre..., Acordes y desacuerdos, Desmontando a Harry, en fin espero que esto solo sea una etapa, y que vuelva el W. A. de siempre. No he visto conocerás al hombre de tus sueños, que supongo que será otro rollo, un saludo
A mí Owen Wilson, la verdad, es que no me gusta. Pero no creo que la parte que le dan del papel la haga técnicamente mal, aunque sí que le falta carisma.
ResponderEliminarEsta no es la típica película de Woody, lo que para mí juega en beneficio de la misma. El señor Allen ha huido de lo que siempre hace y ha entrado a jugar en otro terreno, y ha demostrado que lo hace bien, tanto en cuanto a guión como en cuanto a dirección. Creo que la película tiene un enorme trabajo detrás y que es de lo mejor de la época europea de Woody.
La ironía que está presente en la película se parece mucho a la de cualquiera de sus épocas. Es una ironía de cuernos y medias verdades (uno de los temas en torno a los que gira gran parte de la producción del cineasta), y aquí sigue presente. ¿Qué aporta nuevo? Creo que te respondes a ello en el primer párrafo, aunque no te guste lo que añade. Añade el enfoque, ha hecho una película muy alejada de su cinismo casi desarraigado.
Y es hermoso.
Sobre la superficialidad, y lo de ser cursi o tonta... no coincido para nada, la verdad. Pero siento que no te haya gustado.
Un placer, Al norte de los nortes ;)