El club de los poetas muertos - Peter Weir

John Keating es el nuevo profesor de literatura de la prestigiosa escuela Welton, considerada la mejor de los EEUU. Los valores de la academia, tradición, honor, disciplina y excelencia, serán puestos a prueba por los innovadores métodos de enseñanza de Keating.



Venga, va, levantemos la mano todos los que quisimos tener un profesor como Keating. Ahora levantemos la mano los que tuvimos profesores tan inspiradores como él. Vale, levanto la mano otra vez. Es cierto que es difícil encontrar buenos profesionales de la educación y que todos tenemos quejas de los monstruos que han intentado darnos clase pero de vez en cuando te encuentras con uno que marca la diferencia. Y en honor al excelente profesor que tuvimos Carlos y yo, que además nos insistió para ver esta película, ¡dentro reseña! Gracias por todo, Curro.


Los personajes:
- John Keating (Robin Williams): antiguo alumno de Welton, Keating tiene una visión muy diferente de cómo deberían ser las clases de poesía. Clases al aire libre, subidos encima de la mesa o leyendo obras de los alumnos es su forma de alimentar al creatividad dentro del encorsetado programa de Welton. Además, Keating formó un club es sus años mozos, El club de los poetas muertos; y el espíritu del mismo es trasladado a las nuevas generaciones.
- Neil Perry (Robert Sean Leonard): hijo de una familia con mucho menos dinero que las de sus compañeros, los padres de Neil se han esforzado mucho por darle a él y a su hermano mayor la mejor educación posible. Y por lo tanto, la exigencia con el chico es brutal.
- Todd Anderson (Ethan Hawke): terriblemente tímido y con gran corazón, Todd debe aprender a tener confianza en sí mismo y a hablar en público.
- Knox (Josh Charles): el romántico del grupo, Knox hace lo imposible por conquistar a su amada Cris, con las alas que le dan las clases de poesía.
- Charlie (Gale Hansen): el más atrevido de todos, Charlie usa el club para invitar a chicas, publicar artículos y demás tropelías propias de su edad.


Los actores:
- pues algunos mejor y otros peor, las cosas como son. Ethan Hawke y Robert Sean Leonard ya prometían. Josh Charles cumple aunque no destaca tanto como el resto y Dylan Kussman, por suerte para todos, tiene un papel muy pequeño.
Robin Williams como maestro simpático y amigo de sus alumnos cumple a la perfección.


El guión:
- aparte de las crisis de ritmo, que las tiene, es un buen guión y toca con buen tino temas interesantes para todas las edades.
No es fácil ser adolescente y que tus padres esperen de ti lo más elevado. En Welton se han educado presidentes, senadores, premios Nobel... el futuro más destacado de la sociedad estadounidense está encerrado en un centro del que saldrán para copar los puestos de poder del país. Y no es fácil soportar la tensión y cumplir con las expectativas.
Tampoco es sencillo tener una visión diferente de cómo debe ser la educación de los alumnos. Llegar a un centro que lleva 50 años haciendo lo mismo e intentar cambiarlo cuando los resultados académicos son excelentes. ¿Tratar a los alumnos como personas con intereses propios y no como siervos? ¡Qué excentricidad!
O conseguir cierta bonanza económica y esforzarte hasta lo imposible para darle a tus hijos la educación y las oportunidades que tú mismo no has tenido. Y ver cómo no solo no lo aprecian, sino que se empeñan en tirar su futuro por el garete con actividades tan poco prestigiosas como la actuación o un anuario escolar. ¿Qué clase de padre no haría lo imposible por evitar que se salgan del prometedor camino que les has marcado? Eso es amor paternal.

Ninguna de las posturas que refleja la película es cómoda ni sencilla. Al estar protagonizada por adolescentes, podríamos caer en el error de ver solo su visión de los hechos cuando la película cuenta mucho más.
La obsesión por llevar a tus hijos a una universidad de la Ivy League, porque sabes que estudiar fuera de ella merma su futuro profesional. No hay otra manera de que asciendan socialmente y lleguen a lo más alto, allí adonde tú no has podido ir.
Los malos tratos en la escuela, el viejo "la letra con sangre entrar" era todo un exitazo a alturas del 59. Y por supuesto, este era el mejor método educativo del mundo.
La completa despreocupación de algunos padres. Si los niños estorban, la mejor opción es enviarlos a un internado de renombre. En verano, campamentos militares para que no se salgan del camino y así queda todo el año bien apañadito.
Y los sueños y la creatividad, que siempre quedan aparcados en un segundo plano, despreciados y vapuleados por mentes condenadas a realizar una y otra vez los mismos procesos lógicos sin salirse de ellos. Vidas grises.

La dirección:
- mezcla mil estilos diferentes en la misma película y todos quedan bien. Mi parte favorita fue el uso de la nieve, que acompaña a los personajes durante la última mitad de la película, dando a todas las escenas, incluso a las de interior, un toque frío y extraño.
No esperaba tanto de ella y puedo decir que suma puntos a la película.



El vestuario:
- espero que los responsables de vestuario de Harry Potter confiesen en algún momento que sacaron mucho de esta película.



Nota: un 8. Me parece un gran película y un clásico de los que valen la pena.



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