De óxido y hueso - Jacques Audiard

De óxido y hueso no intenta que no se note que es una película francesa. Es francesa y está muy orgullosa de ello. El cine francés es muy reconocible por su tratamiento de la psicología de los personajes (el español y el alemán también, sin alejarnos mucho) y los personajes de esta película son claramente franceses. El tono desencantado, triste y reflexivo de la película es profundamente francés y el tono concreto de la película es, sin más, muy Audiard. ¿Os gusta Audiard? Seguramente os gustará esta película. Sin más.


Mi adorada Cotillard

Conocí a la señorita Cotillard en la serie de películas francesas Taxi y ya me quedé con su nombre. Me gustaba su sencillez y me parecía una mujer preciosa. Curiosamente se fue haciendo mayor y cada vez me parecía más atractiva, con una sobriedad poco habitual en el mundo del celuloide. Marion Cotillard me parece una mujer preciosa con sus rasgos marcados, sus bolsas ojerosas que le dan aspecto de estar siempre cansada y su lunar en la frente. Me gusta incluso a pesar de haber participado en el tercer Batman de Nolan con su absurdo personaje.

Audiard nos presenta a Alain (Matthias Schoenaerts), un hombre que se tiene que encargar de repente de su hijo pequeño y que se muda a casa de su hermana y su marido. Un día conoce a Stéphanie, una entrenadora de orcas en un parque acuático. Su relación gana cierta profundidad cuando Stéphanie pierde las piernas en un accidente con sus adorables mamíferos marinos, aunque la película evita caer en el romanticismo manteniendo un extraño, y algo frío, amor sin romance.

Audiard, Desplat y un excelente reparto

Y es que todos los aspectos audiovisuales están cuidados con esmero. La dirección es sólida, desprovista de grandes artificios, la fotografía es perfecta para la película, los planos están bien elegidos y se ha hecho un montaje eficaz. Los actores, todos, especialmente los protagonistas, Cotillard y Schoenaerts, están magníficos en sus papeles y Desplat, como siempre, cuando quiere y le dejan (si es que ya te vale Affleck...), crea una banda sonora que se ajusta como un guante a las secuencias con que nos deleita Audiard.


La película, eso sí, tiene una primera hora mucho mejor que la segunda. En la primera hora todo funciona a un ritmo que parece intachable, no es solo que pase así, es que parece que tiene que ser así. Todo. Minuto a minuto. Luego cae, quizá Audiard y Thomas Bidegain, los guionistas, no acaben de retratar con comodidad cómo se unen estos dos personajes tan individuales, cómo su arromantizado amor funciona de una forma extraña; pero evitan caer en un sentimentalismo barato mientras se reintroduce el mundo del boxeo callejero y el miedo a perder el último apoyo, mientras se lidia con los problemas de los minusválidos, con la ineptitud de algunos padres y los problemas de familia. Todo muy humano, muy de cine francés.


Nota: 7. No puedo evitar citar la traducción de Filmaffinity de la crítica de Kyle Smith para el New York Post: "Si contratases a Albert Camus para escribir 'Rocky' podría salir algo como 'De óxido y hueso', un esfuerzo quintaesencialmente francés para combinar pugilismo y sentimentalismo". Tiene toda la razón.

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