Sons of Anarchy (3ª temporada) - FX

Esta tercera temporada dibuja muy rápido un panorama tan brutal que parece que está, casi, condenada a liderar la serie. En esta ocasión, nuestros duros moteros californianos se ven inmersos en una trama muy alocada que implica al IRA, a los federales (recordad la encerrona de la odiosa agente Stahl a Gema Teller), al candidato a alcalde Hayes, a los Mayans. Sons of Anarchy abre tramas y la verdad es que nunca las cierra, pone pequeños parches... con lo que cada año que pasa, la vida de estos fans de las Harley es un poco más dura.

La verdad es que no se han matado mucho con la portada...

Viejas cicatrices, nuevas cicatrices

Chibs intentaba avisarnos con esas cicatrices que le surcan las mejillas. Acercarse a la cuna del IRA iba a ser una locura. Los Sons juegan la segunda división B de las bandas armadas, y el IRA (a los autodenominaos IRA auténtico) tiene una red perfectamente tejida y saben jugar el juego. Los Sons, en este tema, dan muchos palos de ciego, bastante torpes, confiando en su sede irlandesa, en un investigador que han contratado para localizar a Abel y en las palabras de Jimmy O.

Titus Welliver nació para hacer de malo.

Por otra parte, también debido a los palos de ciego, tenemos los avances en la trama que lidera Gemma. Desde el engatusamiento de la agente Stahl al final de la temporada anterior, pasando por la visita a su padre, los problemas con la asistenta de este y su alocada toma de decisiones.

Si los Sons tienen un problema, este es sin duda que todos piensan con el estómago. Quieren algo y lo quieran ya. Siempre. Son como niños caprichosos con chaleco de cuero y armas. Es lo que hay.

Salvación in extremis

Curiosamente, esta temporada que parecía que cargando una trama tan fuerte que parecía (como ya dije antes) que iba a ser la encargada de llevar Sons of Anarchy un peldaño más arriba, pero no fue así. Esta temporada tarda muchísimo en arrancar, los personajes parecen algo más imbéciles de lo habitual (lo que en algunos es un verdadero logro) y la serie desaprovecha mucho la presencia de los miembros del IRA auténtico con contadas excepciones.

Aquí tenemos a los de Charming con los de Belfast.

Empieza a despuntar un poco, aunque con cierta torpeza, cuando los Sons se van a Irlanda del Norte, con esa cortinilla a la que le dan extraños toques de folk irlandés y esos campos verde esmeralda. La trama se acelera repentinamente y parece que ya está, que a mitad de temporada despega el asunto. Pero le lleva unos capítulo más, y al final la serie solo da lo mejor de sí misma (y de hecho puede que sea la mejor parte de la serie) en su último cuarto. Media temporada es de lo peor, un cuarto es apropiado y un cuarto es especialmente bueno. Pues fantástico.

Y así, una temporada que añadía ingredientes con sabor propio, que añadía un rival que parecía a la altura de los Sons (en realidad los Mayas, los Calaveras, los neonazis siempre fueron tratadas como enemigos crueles pero sin carisma) se queda un poco en nada. Podría salvarse de esta quema al padre Ashby, que tiene un juego multibanda bastante interesante y resulta enigmático y difícil de encasillar, y su hermana Maureen (a la que da vida la siempre magnífica Paula Malcomson, que conocíamos de Deadwood), pero el resto de personajes no aportan lo suficiente para justificar su presencia o son piezas de maquinaria que hacen girar, como obligados la trama.

El efecto They took my son

Lo cierto es que Jackson no emplea exactamente esta frase (que popularizó Michael en Perdidos) aunque dice algo muy parecido. Puedo entender el trauma de que secuestren a tu hijo (o a cualquier ser querido, vaya); pero lo cierto es que cuando pasa esto en una serie parece que las cosas siempre van a resultar tediosas. Supongo que, para mí, esto es una opinión completamente alterada por Perdidos donde el personaje de Michael parecía estar únicamente para gritar la frase del título una y otra vez, cansinamente, monótonamente, media docena de veces por episodio.

Cuando los irlandeses se llevan a Abel y Jax grita su frase equivalente... me reí, un poco con risa floja de "ya he vivido esto". Y la verdad es que, fundamentalmente, el personaje vive una situación similar y si bien no hacen que repita tantas veces la frasecita de marras, en el inicio del capítulo que pone en situación de lo pasado hasta el momento pudimos disfrutar del lamento de Jax en multitud de ocasiones, lo que sumado a las sucesivas y nuevas lamentaciones dentro de capítulo, le daba al conjunto una cierta cansinidad, el estándar que para mí, a partir de ahora, pasará a llamarse "efecto they took my son".

Al menos sirvió como excusa para una de las escenas mejor rodadas de la serie.

Mal, señor Sutter, mal. No nos importa lo buen padre que es Jax. El aspecto familiar de otros personajes es muy interesante y está contando de forma amena: la relación Clay-Gemma siempre ha sido un buen punto de la serie (aunque otras relaciones sean horribles), cómo se va integrando Tara en el ambiente de SAMCRO o la inseguridad de Opie en su relación con la actriz porno Lyla. Las tramas personales empiezan a funcionar... pero las de Jax siguen siendo de lo más tedioso de la serie. Tienen más sombras que luces y parece que la cosa no acaba de despegar. Una lástima.


Nota: 6. Esta temporada de Sons of Anarchy parece que va a ir al galope desde el principio (con ese primer capítulo tan hostil con SAMCRO en el que desde una furgoneta los ametrallan en el funeral de Mediohuevo), pero desde entonces y hasta ya casi el final de temporada... la historia parece arrastrarse agónicamente, sin gracia y, lo que es peor, sin interés.

Otras temporadas de Sons:
Primera.
Segunda.
Cuarta.
Quinta.

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