El regreso de Breaking Bad...

Pocas veces he esperado tanto el estreno de una temporada y pocas veces algo me ha decepcionado tanto. Podríamos argüir en su defensa que la serie está muy bien grabada como siempre y que sus actuaciones son muy sólidas... sí, todos los aspectos de Breaking siguen cuidados al milímetro, pero es que el capítulo es un tostón por una infinidad de razones.



Para empezar... sucede justo lo único que parecía lógico que sucediese. ¿Esto es malo? No, no lo es; no lo es, al menos, si el capítulo aporta algo más, pero es que no lo hace. Los casi 50 minutos de capítulos son (ojito, que vienen spoilers, como es evidente): las justificaciones —unas más y otras menos pilladas por los pelos— que permiten seguir vivo a los Don Quijote y Sancho de la fabricación de meta. Es decir, que Gus les perdona la vida —de  momento al menos— tras ponerles las cosas muy difíciles y dejar claro que él puede hacer lo que le dé la gana. Pues esto, en esencia, salvo por un par de anotaciones sobre Skyler —que tampoco es que vengan muy a cuento en el capítulo— y un breve momento sobre Hank y su esposa son todo lo que da de sí el episodio. Aburrimiento y decepción en formato 50 minutos, cortesía de la AMC. Menos mal que Bryan Cranston y Aaron Paul siempre molan...

No obstante, lo más destacable, es lo aburrido que resulta el desarrollo del capítulo, en el que lo más entretenido quizá sea el flashback sobre Gale.

En fin, espero que con el paso de los capítulos nos devuelvan la grandeza de las otras temporadas.

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