Futurama - Fox

Cuando salió Futurama yo tenía 12 añitos y llegó a nuestras tierras tres semanas después de mi decimotercer cumpleaños. De aquella era un chavalín al que le gustaban los videojuegos, leer, el fútbol —en serio, en serio, y el fútbol sala, incluso— y Los Simpsons. «¡Una nueva serie del creador de Los Simpsons!», pensé.




Futurama me encantó desde el principio. Era mucho más friki —aunque supongo que con mis 13 años no lo valoré en esos términos— y tenía un humor mucho menos habitual. Chistes sobre ciencia ficción, referencias a Asimov... sí, Futurama prometía y daba. Futurama molaba. En 2003, Fox, en un alarde de estupidez de los suyos —el mismo con el que le dio una patada en el culo a Firefly, supongo, y el mismo que parece que le dará ahora con Fringe— zanjó Futurama, de la que sólo salieron —gracias a Comedy Central— unas películas —de las cuales, el Juego de Bender, la única que he visto, era aburrida y mediocrilla—. Sé que ahora han vuelto, de la mano de Comedy Central y a España de la de Neox; lo que me ha animado a retomar la serie desde el principio.



Si en su momento me pareció una serie fantástica, al nivel de Los Simpsons, ahora, con 10 años más en mi haber —que tampoco son tantos— me ha parecido genial. Las dos primeras temporadas y la cuarta, sobre todo. Lo cierto es que la tercera me pareció un poco aburrida, con grandes altibajos y poco original dentro de su propio universo. He vuelto al romance nunca resuelto del todo entre Fry y Leela, a los chistes zafios y, a veces, frikis de Bender, el robot fumador mexicano; a la zorrilla de Amy, al chalado y chocheante profesor Farnsworth, al poco explotado pero absolutamente fantástico Hermes y al médico de la empresa, el hombre-calamar Zoidber.


Este es uno de mis momentos favoritos de toda la serie.
—Fry, antes de salir al espacio tienes que ver a nuestro médico. Debería advertirte de que es un poco... peculiar. Lleva sandalias.
 —¡Ahh!
—Doctor Zoidberg, este es Fry. Nuestro nuevo repartidor.
—Excelente, excelente. —pausa— FLSHHHSLWHSLSHH
—Estarás bien.
—Abre la boca y déjame echarle un vistazo a ese cerebro. No, no, no; no esa boca.
—Sólo tengo una.
—¿En serio? 
—Ehm... ¿Hay un médico humano por aquí?
—Señorita, soy experto en humanos; ahora escoja una boca, ábrala y diga «pirrrpiripiripiriburr».
—Ehm... pirrpipripiapirburr.
—¡¿Qué?! ¡Mi madre era una santa! ¡Fuera de aquí!



Si alguno no la ha visto, «perdónalo», Hipnosapo, «porque no saben lo que hacen».

Nota: 8,5. La tercera temporada ha jugado un poco en su contra; pero es algo que nadie debería perderse.

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