Estrenos 2013 que seguimos viendo, parte I

Entre la multitud de estrenos otoñales que abandonamos en uno o dos capítulos y los que seguimos en un equilibrio precario y que pueden caerse al saco de abandonos en cualquier momento, siempre despunta alguna serie que nos anima a seguirla, que nos ha convencido para ver la temporada. Os traemos la primera entrega de este otoño.

Peaky blinders (BBC TWO)

Esta serie nos muestra las entrañas de los Peaky Blinders en la Birmingham de 1919. Los Blinders son una organización criminal y un clan familiar. Se les llama así por unas cuchillas que llevan en el frontal de sus gorras que, en ocasiones, usan como arma.


De entrada, lo que llama la atención es la presencia de Cillian Murphy y Sam Neill, el primero como el cabecilla de los Blinders, Tommy Shelby, y el segundo como el inspector jefe Chester Campbell de la Real Policía Irlandesa. Actores protagonistas famosos para esta miniserie de 6 episodios y aspecto terriblemente cuidado, plagado de cámaras lentas, mucha música de Nick Cave y de los White Stripes, ambientación sucia y neblinosa, créditos iniciales, con su pieza musical, integrados directamente en el transcurso de la serie, primeros planos y planos italianos de los extrañísimos rasgos de Cillian Murphy que le dan un aspecto terrorífico a Tommy Shelby y del serio inspector irlandés que parece estudiarlo todo constantemente...

Mafia, aspecto intachable y actores que me caen en gracia. ¿6 episodios? Estaré ahí hasta el final, sin duda.

Masters of sex (SHOWTIME)

Hasta qué punto Masters of sex iba a ser un reclamo vacío para el público o una buena serie era la gran duda al respecto de esta producción. Con la temática de la serie, y siendo para Showtime, esperaba sexo, por supuesto, pero el piloto fue muy tranquilizador: sexo sí, pero guión bien trabajado y aspecto cuidado con mimo.


Masters of sex cuenta la historia de William Masters, un ginecólogo estadounidense que junto a su secretaria, Virginia Johnson, estudiaron la sexualidad humana en los últimos años de los 50 y toda la década de los 60.

Por ahora, todo cuanto puedo decir de la serie es que ha ganado solidez con los 3 episodios que llevamos y que promete ser, con mucho, la serie más a tener en cuenta de los estrenos otoñales estadounidenses.

Sleepy Hollow (FOX)

Fue la primera serie renovada de la temporada y, sin ninguna duda, el campanazo del otoño. Personalmente, creo que nadie daba un duro por esta serie, inspirada (ligeramente) en el relato de Irving.


Me llamaba la atención que entre los creadores de la serie estuviesen Alex Kurtzman y Roberto Orci, responsables de Fringe, un desconocido Phillip Iscove (que se estrena con Sleepy Hollow) y el director y guionista de Underworld y guionista de todas sus secuelas; pero admito que la serie me inspiraba muy poca confianza.

El episodio piloto, no obstante, estaba tan pasado de rosca, pasaron tantas cosas absurdas en 40 minutos que me sentí como habiendo visto una temporada entera de Supernatural. Menuda forma de quemar información: jinetes del apocalipsis renacidos sin cabeza, aquelarres de brujas, procedimental detectivesco con soldado de finales del XVIII e inspectora de policía negra (se permiten algo de humor al respecto en el piloto, al fin y al cabo... puede seguir habiendo mucho racismo en el mundo, pero algo ha mejorado la situación en EE UU, ¿no?), ritmo rápido, ambiente tenebroso, toque chistoso habitual...

Sleepy Hollow es solo un producto pasatiempo, pero lo cierto es que es bastante digno, divertido y, ante todo, muy entretenido.

The blacklist (NBC)

El piloto cumplió, sin brillar demasiado pero cumplió. Como la mayor parte de estrenos pudimos descartarlos en sus primeros minutos, decidimos dar un margen a esta serie y hubo suerte. The blacklist gana interés con cada capítulo.


Raymond (James Spader), un antiguo agente del FBI, se ha convertido en un criminal buscadísimo por quienes antes eran los suyos, pero un día se entrega y ofrece poner en bandeja a todos los que en algún momento (de su vida en la sombra, claro) trabajaron con él. Un montón de terroristas, narcos y criminales varios, vamos. La única condición es que trabajará con Elizabeth Keen (Megan Boone), una joven analista de conducta recién incorporada, con la que tiene una evidente conexión.

Lo peor de todo es que esa conexión huele mucho... y mal. Espero que los guionistas den un pequeño giro de tuerca, porque en principio parece tan evidente que Raymond es el padre de Elizabeth, que ya han destacado que no conoce a su padre (miedo), que la mera posibilidad genera un evidente rechazo.

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