Cienfuegos IV: Montenegro - Alberto Vázquez Figueroa

La cuarta entrega de la serie del cabrero se centra en la búsqueda activa que Ingrid Grass, actualmente oculta tras la identidad de Doña Mariana Montenegro, acompañada del leal converso Luis de Torres, en un barco capitaneado por el callado y sensato Moisés Salado, realiza de su eterno enamorado Cienfuegos. Así, mientras Cienfuegos recorre el interior del continente viviendo aventuras, la tripulación del Milagro recorre la costa de la desconocida América del sur dejando mensajes en una increíble y poco esperanzadora búsqueda.



En Montenegro, la participación de Ingrid es bastante importante en cuanto a proporción de capítulos. Tiene una fuerte carga, a la par del cabrero, con capítulos separados a veces por las fugaces y grandiosas apariciones del capitán León de Luna, vizconde de Teguise, un personaje por el que es imposible no sentir cierta estima basada en la tristeza. La historia, puede ser, trata sobre lo épico y exagerado del amor que la alemana y el cabrero sienten el uno por el otro, pero es innegable que el cúmulo de putadas que sufre el de Luna, es tan destacable como el sinfín de contratiempos que el duro cabrero atraviesa por el Nuevo Mundo. El de Luna sufre tanto y de tan variadas formas que, pese a su evidente exceso de orgullo, es importante no comprenderlo mínimamente.

Al igual que en Azabache, parece que el estilo de éste se asentó, en esta ocasión hay una descripción algo más abundante que en los primeros libros, los personajes ya han sido completamente definidos y ahora sólo se ahonda poco a poco en ellos. Es cierto que Figueroa no hace un trabajo exhaustivo, ni mucho menos; aunque lo esencial, a lo largo de mil páginas ha quedado más que definido y ya no se nota ninguna carencia a ese respecto.

Cienfuegos es un libro de puesta en escena y que marca el tono, Caribes es un libro de exploración y aventura, Azabache es un libro de profundización y descubrimientos... Montenegro es un libro argumental, un libro de trama. Montenegro es el libro en que más avanza la historia del canario pelirrojo y uno de los que más marcan su vida futura. Es cierto que, esto sí, Figueroa hace un gran trabajo a lo largo de toda la serie en tanto a la reutilización de componentes. El cabrero utiliza muchas veces todo lo que aprende y de hecho, muchas veces, la solución a un determinado problema de apariencia insalvable se basa en el uso de elementos de los que la narración nos habla una y otra vez, dando una sensación de completa inmersión. "Ya os he presentado los elementos", parece decir, "sólo teníais que atar los cabos". Sirva como ejemplo todo lo aprendido junto al cazador indio Papepac, El Camelón, que es parte del enfoque de Cienfuegos para casi cualquier problema.


"-¿Os han dicho alguna vez, capitán, que intentar hablar con vos desespera a cualquiera?
-Sí."

Montenegro tiene algunas de las escenas que todos esperábamos desde el principio, especialmente el reencuentro de los eternamente separados, tiene la primera posibilidad de venganza real del de Luna y la incorporación de algunos nuevos personajes memorables como el silencioso capitán Moisés Salado, o la misteriosa Araya a la que sus dioses auguran un futuro asombroso; o Quimari-Ayapel, la que licúa esmeraldas, la sangre de Muzo.


Nota: 8,5. Un gran libro que no deja en mal lugar el resto de esta fantástica serie, aunque en mi opinión, alguna de las partes más lentas están demasiado estiradas.

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