La granja de los animales (Rebelión en la granja) - George Orwell
Más conocido como Rebelión en la granja (Animal Farm en el original, A granxa dos animais en el libro en gallego que llegó a mis manos) es una novela satírica de mediados de 1945, en la que un magnífico George Orwell nos presenta a unos animales en una granja y nos cuenta las situaciones que viven bajo el mandato del señor Jones y cómo cambian las cosas tras las palabras del viejo Comandante (Mayor), cuando el cerdo Napoleón toma las riendas.
El viejo Comandante muere entre cantos y promesas libertarias, la Rebelión se huele en el aire. Se palpa. Las nuevas normas, el nuevo régimen, las actitudes de los distintos animales de la granja... todo es detallado esmeradamente sin saturar en poco más de 100 páginas, de las cuales no sobra nada.
La verdad es que me gustan las obras con poco relleno, que van a lo que van y no se entretienen. Me gustan las obras sin capítulos «de Brienne de Tarth», aprovechando que ahora sale la serie de Juego de Tronos, y resulta que La Granja de los Animales o Rebelión en la Granja —como queráis llamarla— es precisamente eso: una obra directa, concisa y, ¿por qué no decirlo?, mararavillosa.
Orwell retrata a un abanico de personajes que sirven para abarcarlo todo, desde Napoleón (Stalin), Boxer (el incansable proletariado), las ovejas (campesinado iletrado), Squealer (la prensa, la voz pública de Napoleón y los suyos), el burro Benjamín (supongo que los intelectuales rusos), los perros (la policía secreta de Stalin), el cuervo Moisés (la Iglesia)... y con ellos da color a la oscura historia que llena las páginas. Además, y quiero resaltarlo, me encantó el personaje de Mollie
Napoleón miente cada vez más, y con él la élite porcina de la granja. El tiempo pasa, la memoria flaquea y se van incorporando pequeñas variaciones en los lemas y en las reglas. Muy del estilo de lo que el autor haría también en 1984, con la división que se dedica a corregir los libros de historia para que digan lo que interesa en cada momento.
«Todos los animales son iguales, pero algunos animales son más iguales que otros.»
Dibujo sacado de Artilugios.
La narración es clara, pulcra y muy efectiva. Como ejemplo, la escena de Boxer en la que Benjamín increpa a los demás por no darse cuenta de qué sucede. Es increíblemente dramática, está muy conseguida. Me puso los pelos de punta y lo volvería a hacer. Un momento increíble de principio a fin. Igualmente, la Gran Guerra y todas aquellas escenas relacionadas con los cambios en las normas, cómo la gente hace más caso a lo que ve en el muro de las reglamentaciones que a lo que pueda dictar su memoria, cómo se acepta que la memoria es frágil, por lo que probablemente el error sea del recuerdo y no se pueda deber a otra cosa. Es interesante, impactante y está perfectamente llevado, aunque por repetición deja claro que es un tema que a Orwell le interesaba o le preocupaba especialmente.
Nota: 10. Un libro imprescindible, una gran historia y unos personajes absolutamente fantásticos.
Aunque Boxer y Squealer representen al proletariado cumplidor y al aparato de propaganda en general, también se corresponden con dos personajes históricos: Boxer es Stajanov, y Squealer es Beria.
ResponderEliminarLo de Squealer, de hecho, creo que me lo habías dicho, por lo apropiado que caía el «Berrón», que incluía el doble juego. Pero se me pasó. Lo del caballo sí que no tenía ni idea, la verdad.
ResponderEliminarMuchas gracias, eres una mina de referencias y curiosidades :).