Weeds (4ª temporada) - Showtime, Jenji Kohan

Una vez terminado el curso, la verdad, la cantidad de tiempo de la que disponía ha aumentado terrible y desmedidamente, y he aprovechado una parte para acabar libros y series que tenía un poco olvidados. Una de esas series es Weeds.



Al igual que la tercera temporada, que comenté hace poco pero vi hace bastante, la cuarta juega esas cartas de Weeds, de jugar con el «ambiente encantador como fondo de los asuntos turbios», la de «Nancy está buena» (aunque algunos fans me niegan que la serie utilice este recurso como arma, me limito a recordar algunos de los pocos sutiles carteles promocionales aquí y aquí) y la de «haga lo que haga, todo le sale mal». Podríamos añadir también las cartas de «sus compañeros son unos inútiles», pero lo cierto es que cada temporada son un poquito menos estúpidos, lo cual me parece muy de agradecer.

En esta ocasión me ha llamado mucho la atención el polivalente alcalde de Tijuana, Esteban Reyes (Demián Bichir), con el que Nancy tiene una relación llena de altibajos y contratiempos durante toda la temporada (siguiendo un poco la esencia relacional de la serie, no vaya a ser que los espectadores no encajan bien los cambios), pero llevándola un poco más allá. Esta vez todo parece un poco más serio, más formal; más profundo, dedicado y detallista. Esta vez, siendo claros, está bien hecho y parece algo más que la mera necesidad guionísticas o de enseñar cacho de Mary-Louise Parker.


Y esta vez, la verdad, la temporada tuvo cosas que me encantaron.

- Por ejemplo, el momento de la reunión que uno se espera más de una y dos veces (final de 4x11, Head Cheese, traducido como Chóped): alguien llega, Nancy está nerviosamente entretenida con un cubo de Rubik pero dice un nombre, el nombre que su acompañante deseaba saber. El acompañante toma asiento, es un poli. De fondo las flores, las plantas... la paz. El eterno encuentro de lo agradable y lo oscuro de Weeds.

- O el grandioso momento, en el capítulo siguiente, relacionado con lo anterior en torno a la mitad de 4x12, Hasta que volvamos a vernos, en el que con una barcarola de fondo (las canciones folclóricas de los gondoleros venecianos, aunque en la serie se dice que son «canciones de cuando los marineros cantaban serenatas a las mujeres en los barcos»). Una escena tierna y bonita que se alterna con otra escena, con las consecuencias del chivatazo, mientras el cálido ritmo de la barcarola mece una escena en la que Nancy y Esteban hablan, y hace chirriar a la otra en la que vemos el final de la jornada de trabajo de Guillermo y sus traficantes sin escrúpulos, unos personajes a los que no se dignan ni a darles voz. Están silenciados, atareados; no escuchamos ni siquiera el ruido de los disparos de la DEA, ni los gritos, ni cómo se rompen los cristales. Sólo están las voces de Esteban y Nancy, y la melodía de la tranquila barcarola de fondo.

- El mayor protagonismo de Shane Botwin (Alexander Gould), que siempre me pareció el varón más o menos inteligente de la familia Botwin. Puede que en esta temporada la hormonas le impidan pensar con claridad, pero su aumento de protagonismo es evidente. Me encanta el personaje y, sobre todo, cómo lo lleva el actor, con esa cara ligeramente inquietante con que lo encarna.


No obstante —recordemos que, para mí, Weeds es una serie de casi incomprensibles altibajos— el final me pareció decepcionante y cogido por los pelos y, además, creo que el personaje de Celia Hodes (Elizabeth Perkins) lleva como dos temporadas sobrando, ya no aporta nada. Hace tiempo que no es nada en absoluto, una sombra molesta, cargante a la que intentan dotar de una especie de gracia esperpéntica sin ningún tipo de éxito. ¡Qué ganas de que los guionistas la saquen del medio! Y lo que sí que es absoluta y terriblemente imperdonable es la eliminación de la cortinilla de introducción, sustituida por imágenes que alternan el nombre de la serie, con el del autor con una hoja de marihuana. Absolutamente imperdonable, ¡si lo de ir cambiando la canción cada capítulo era una de las cosas que más molaban de la serie!

Nota: 7,5. La temporada está, diría yo, algo mejor de lo normal. Han conseguido unos personajes algo más sólidos y creíbles que en otras, salvando excepciones, y aunque ya han renunciado por completo a los escasos toques cómicos que lucía en un principio, el traje de directo dramatismo con que se engalana ahora, le sienta bien al fin, de una vez por todas.


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