Expreso de medianoche - Alan Parker
Billy (Brad Davis), un joven norteamericano, visita Turquía con su novia (Irene Miracle) en 1970. Sin decírselo a ella, decide transportar varios paquetes de hachís pegándolos a su cuerpo. Pero lo descubren durante un control en el que las autoridades turcas buscaban terroristas.
A partir de ahí comienza una dura lucha para salir de la infernal cárcel en la que es encerrado.
Esta no es una película bonita ni fácil de ver. Es muy dura y no se ahorra nada a la hora de reflejar la crueldad, sufrimiento y violencia.
El gran fallo de esta película es la primera media hora. Ayuda a contextualizar, es cierto. Pero empobrece un poco la nota. Demasiado lenta para mí gusto. Es el único fallo de un atrevidísimo guión en el que pocas cosas sobran. Maltrato infantil, homosexualidad, soborno, corrupción, palizas… todo expuesto a nuestra vista sin ningún pudor. No deja bien al Gobierno turco de la época pero tampoco al estadounidense. No deja títere con cabeza.
Los diálogos están cuidados al milímetro y se coordinan perfectamente con las escenas. Los sucesos están bien hilados y la tensión es palpable. Un gran trabajo del oscarizado Oliver Stone.
En cuanto a las actuaciones destaco sin duda a Brad Davis. Es una interpretación que deja sin aliento. Es creíble como novio feliz, después como preso y finalmente como un desequilibrado mental que ha desconectado con la realidad.
El resto del elenco no desmerece en absoluto. La escena en la que: su novia lo va a visitar y él le pide que le muestre un pecho para masturbarse es desesperación pura por parte de ambos De lo mejor que he visto jamás.
La dirección juega muy bien con las luces y las sombras. Saca un gran partido a la oscuridad. Juega con planos que nos pueden resultar extraños pero que consiguen un gran efecto junto con la iluminación, el guión y las actuaciones. Gran trabajo de Alan Parker.
El maquillaje es muy bueno. Los personajes parecen constantemente sucios y maltratados. Hay un destacable trabajo de caracterización para conseguir un gran parecido entre los personajes reales y los de ficción.
Los decorados son lo que deben ser: sucios. Dan asco. Una sensación de continua suciedad, de repugnancia a la hora de pensar en tocar cualquier cosa que pertenezca a ese lugar. Calles llenas de polvo, cárceles que se caen a cachos, presos que se bañan y a los diez minutos están ya cubierto de la roña que lo impregna todo.
La música. Uff, la música. La música ganó el Oscar a la mejor banda sonora y aún me pregunto por qué. Tiene una buena canción: Istanbul Blues. El resto es tecno setentero del malo. Tan malo que es incómodo de escuchar. Mejoraría mucho si no tuviésemos que escuchar semejante despropósito. La he escuchado en Spotify a ver si era problema de la calidad de sonido de la época pero no, es que es muy mala.
El doblaje está muy bien, podéis verla tal cuál sin ningún problema.
Curiosidades:
—Los actores escogidos para Billy y para su padre son idénticos a los reales. Otra gran labor de maquillaje.
—Está basada en hechos reales.
—Está basada en el libro «Expreso de medianoche» escrito por el propio Billy Hayes.
Premios:
—Oscar a la Mejor Banda Sonora, de Giorgio Moroder.
—Oscar al Mejor Guión Adaptado, a Oliver Stone.
Nota: 8. La primera media hora y la música le quitan puntos. Pero sigue siendo una película muy buena y que no ha envejecido mal.
Yo no creo que la primera media hora sea mala, pero... la música es deleznable, la verdad.
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