Espartaco - Stanley Kubrick

Espartaco, esclavo en las canteras de Libia, es comprado por Léntulo Batiato para entrenarlo en su escuela de gladiadores. Allí, torturado por un amo que lo trata como a un objeto, empieza una revolución que hará historia.



Como fans de Kubrick que somos, parece mentira que aún no hubiésemos reseñado este gran clásico. Como es bastante larga, tres horas, tardamos mucho en animarnos a verla. Al fin, un domingo nos sentamos delante de la tele y nos pusimos a ello. Y fueron tres horas entretenidas. ¡Dentro reseña!


Los personajes:
- Espartaco (Kirk Douglas): hijo de la esclava de un hombre muy adinerado, Espartaco es un hombre orgulloso e inteligente. Mala combinación para un esclavo.
- Varinia (Jean Simmons): esclava de Léntulo, es vendida cuando este descubre el vínculo sentimental que la une con Espartaco. Este hecho es el detonante de la rebelión de los esclavos.
- Antoninus (Tony Curtis): esclavo fugado para unirse a Espartaco, es un hombre cultivado e inteligente que suple las carencias educativas de su líder.

Los actores:
- Kirk Douglas es, muy probablemente, de los mejores actores que jamás podremos ver en pantalla. En Espartaco, interpretando a un hombre que duda de sus ideas, que necesita fuerza para seguir y que se apoya en sus seres queridos, está fantástico. Como siempre.
Jean Simmons, para el papel sosainas de 'chica de...' que le han dado, está muy bien.
Y premio para Tony Curtis, por plantarle cara dignamente a Kirk Douglas.



Hago un pequeño inciso para hablar del casting de actores. En Espartaco, los malos son gente con sobrepeso. Esos malvados y obesos romanos frente a los cuerpos esculpidos de los recios esclavos. Curioso pero cierto.



Guión:
- la película dura tres horas y mantiene bien el ritmo. Al fin y al cabo la historia de Espartaco está llena de rebeliones, traiciones políticas y romance. Y de todo esto, el romance es lo peor. Los inicios de la relación con Varinia son completamente increíbles y todos los encuentros entre los amantes producen el mismo efecto que un dulce de leche relleno de chocolate y cubierto de merengue.
Más problemas con este punto: ¿recordáis cuando en la infame El ataque de los clones pasaban de escenas de batalla a pasteladas y te cortaban en rollo completamente? Pues hace mucho, mucho tiempo esto ya pasaba. Concretamente en Espartaco.



Pero vamos a centrarnos en lo bueno, que este guión tiene mucho de eso. Espartaco es amable con los protagonistas de la revolución y tiene razones históricas para serlo. Un ejercito de esclavos podría haber echado abajo Roma con sus propias manos; pero en vez de eso escogieron pagar barcos para irse tranquilos a vivir en libertad. Y Roma, que por supuesto no podía permitir perder el grueso de su fuerza de trabajo, usó todo lo que estaba en sus manos para impedirlo. ¿Mostrar signos de debilidad a las colonias? ¡Jamás! Además, eran sus esclavos. Podrían pasar a ser de otros pero libres, libres nunca. Nada nuevo bajo el Sol.
Es interesante ver cómo se dispone el tablero en ambos bandos. Con las virtudes y errores de cada uno. Pocas veces en cine tenemos la oportunidad de ver cómo dos enemigos enfrentados maquinan y mueven fichas y Espartaco nos la da. Ver lo organizados y motivados que están los sublevados y cómo los altos generales romanos los desprecian y los minusvaloran es una lección que nadie debería olvidar.

Punto para el guión a la hora de hacer coherentes a algunos personajes, como Espartaco. No, Varinia no, la pobre. Espartaco es un héroe. Es bueno, fiel, honrado y muy orgulloso. Espartaco cree en el bien común, en sacar a los esclavos del Imperio con la menor cantidad de muertes posible. Y todo esto tiene sentido dentro de la película. Como Antoninus, que huye de la casa de su amo tras una extraña conversación sobre ostras y caracoles (claramente no le gustó el menú), encuentra refugio en la causa de Espartaco y se entrega a ella en cuerpo y alma.



Atentos a la famosísima escena de las ostras y los caracoles. La censura de la época, muy aficionada a mutilar películas, se la cargó y no se puedo ver hasta 1991. No me extraña que en el ambiente gay se considere esta una película de culto. ¡Qué valentía rodar eso en los 60, con el macartismo aún coleando!

También hay un pequeño hueco para el humor en la película. Me encanta la escena en la que una mujer mayor se une al ejército de esclavos y Espartaco se queja, diciendo que cada vez hay más mujeres y niños. Y la señora le planta cara echándole la bronca a un hombretón que ya era leyenda. Bronca que acaba con una sonora carcajada por parte de ambos.

Por último, queda hablar del guionista de la película, Dalton Trumbo, uno de los 10 de Hollywood.  Como el marcartismo lo había incluido en su trágica lista negra, Kubrick decidió que era buena idea agenciarse el trabajo ajeno y ponerse en los títulos como autor del guión. Por suerte, Kirk Douglas lo impidió.



La dirección:
- Kubrick cogió la película empezada como favor personal hacia Kirk Douglas. Y a pesar de que se considera que esta es la película que lo encumbró como director, nunca llegó a estar contento con el resultado final de la misma. Primero, porque Douglas, protagonista y productor de la cinta, se negó a volver a rodar el trabajo ya hecho por el primer director. Segundo, porque se nota que Kubrick no tuvo completa libertad a la hora de rodar, como dan fe las continuas discusiones con Douglas.
Cierto es que la película tiene muchas de las virtudes de Kubrick pero pulidas con otro estilo. Poco a poco, Kubrick encontraba su camino.
Ha sido una delicia hacer un ciclo de Kubrick para ver la evolución de su dirección. Os recomiendo muy mucho hacer un pequeño circuito por sus grandes obras. Es una buena experiencia que todo amante del cine debería hacer.

Nota: un 9. Es muy larga pero se disfruta. Recomendada 100%


Otras películas de Kubrick:
Lolita.
El resplandor.
La naranja mecánica.
La chaqueta metálica.
¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú.
2001: una odisea del espacio.
Barry Lyndon.

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