Allo Allo (2ª temporada) - BBC, David Croft y Jeremy Lloyd
Y aquí seguimos, en este casi bucólico pueblecito francés bajo la ocupación alemana en la Segunda Guerra Mundial. En el momento exacto en que acabó la primera. La verdad es que en Allo, Allo apenas creen en los saltos temporales; y no lo hacen más entre temporadas.
Todos los ingredientes de la temporada inicial están ahí: la líder de la resistencia y su «escuchadme atentamente, solo lo diré una vez», René y sus amores —la ingenua, Leclerc y sus disfraces y el cada vez mayor número de nazis interesados en quedarse con el original de La virgen caída de los grandes melones de Van Clomp, que sigue siendo la trama principal, junto al reenvió de Fairfax y Casters a las islas británicas.
Lo cierto es que en esta temporada la serie no intenta dar nada más. Repiten las fórmulas que triunfaron en la primera y ya está. El resultado, por tanto, es algo decepcionante. A esto hay que añadir el hecho de que la BBC echaba 6 capítulos (aproximadamente) al año, lo que suponía una dosificación muy leve de la serie. Muchos de los running gags son ligeramente cansinos cuando se ven demasiado, como por ejemplo el «soy yo, Leclerc» y los gritos de madame Fany reclamando su atención (caso flagrante este, ya que se trata de un personaje que ni a secundario llega, que tiene el motivo de presentación más largo de todos y es, para más inri, estridente).
Al margen de esto, la historia sigue centrándose, pues, en la ayuda que monsieur Artois presta a la resistencia y en cómo los nazis lo meten en su propio juego sucio para quedarse la pintura original (recordemos que a la primera falsificación, la del coronel Von Strohm y el capitán Gehring, se ha unido la de Herr Flick de la Gestapo), situaciones que derivarán en un argumento retorcido (no hay más que ver la trama de los salchichones) que trae su propia mofa paródica y absurda, como ya dejó claro la primera temporada.
Me gustaría destacar, no obstante, las que tras dos temporadas me parecen las mejores interpretaciones de la serie: la de Guy Siner (que interpreta al teniente homosexual Hubert) y la de Vicky Michelle (la exageradamente teatral Yvette) y la aparición del extraño monsieur Alfonse, interpretado por Kennet Connor, propietario de «Deprisa y con estilo», la funeraria.
Nota: 7. La serie está bien y mantiene un buen nivel, es divertida, entretenida y, por momentos, realmente graciosa. No fue concebida, probablemente, para ser devorada en poco tiempo o puede que el humor inglés de los años 80 tenga ciertas cosas que aquí y ahora no resulten tan hilarantes como en su momento.
Otras temporadas de Allo Allo:
Primera.
Todos los ingredientes de la temporada inicial están ahí: la líder de la resistencia y su «escuchadme atentamente, solo lo diré una vez», René y sus amores —la ingenua, Leclerc y sus disfraces y el cada vez mayor número de nazis interesados en quedarse con el original de La virgen caída de los grandes melones de Van Clomp, que sigue siendo la trama principal, junto al reenvió de Fairfax y Casters a las islas británicas.
Lo cierto es que en esta temporada la serie no intenta dar nada más. Repiten las fórmulas que triunfaron en la primera y ya está. El resultado, por tanto, es algo decepcionante. A esto hay que añadir el hecho de que la BBC echaba 6 capítulos (aproximadamente) al año, lo que suponía una dosificación muy leve de la serie. Muchos de los running gags son ligeramente cansinos cuando se ven demasiado, como por ejemplo el «soy yo, Leclerc» y los gritos de madame Fany reclamando su atención (caso flagrante este, ya que se trata de un personaje que ni a secundario llega, que tiene el motivo de presentación más largo de todos y es, para más inri, estridente).
Al margen de esto, la historia sigue centrándose, pues, en la ayuda que monsieur Artois presta a la resistencia y en cómo los nazis lo meten en su propio juego sucio para quedarse la pintura original (recordemos que a la primera falsificación, la del coronel Von Strohm y el capitán Gehring, se ha unido la de Herr Flick de la Gestapo), situaciones que derivarán en un argumento retorcido (no hay más que ver la trama de los salchichones) que trae su propia mofa paródica y absurda, como ya dejó claro la primera temporada.
Me gustaría destacar, no obstante, las que tras dos temporadas me parecen las mejores interpretaciones de la serie: la de Guy Siner (que interpreta al teniente homosexual Hubert) y la de Vicky Michelle (la exageradamente teatral Yvette) y la aparición del extraño monsieur Alfonse, interpretado por Kennet Connor, propietario de «Deprisa y con estilo», la funeraria.
Nota: 7. La serie está bien y mantiene un buen nivel, es divertida, entretenida y, por momentos, realmente graciosa. No fue concebida, probablemente, para ser devorada en poco tiempo o puede que el humor inglés de los años 80 tenga ciertas cosas que aquí y ahora no resulten tan hilarantes como en su momento.
Otras temporadas de Allo Allo:
Primera.
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