Tobias Sammet's Avantasia: The scarecrow
En Enero de 2008 llegó la esperadísima tercera entrega de la Avantasia de Tobias Sammet, vocalista y principal compositor de la banda alemana Edguy.
Todo indicaba que con The Scarecrow, Tobias Sammet otorgaría más de lo mismo: power metal con infinidad de arreglos orquestales y ornamentación varia y de todos los gustos, aderezada con la colaboración de una quincena de voces, pero la realidad ha sido bastante distinta. Este disco es mucho más variado y, en muchos aspectos, atrevido: maneja registros de voz mucho más amplios, desde las guturales notas de Alice Cooper, y la reverberante voz de Roy Khan, al estridente cantar del propio Tobias o el trino agudo de Michael Kiske, colaborador de las dos anteriores Avantasias.
El disco se abre con un tema bastante heavy, Twisted Mind, donde la voz grave y pausada de un magnífico Roy Khan (Kamelot) actuará de contrapunto con la dureza y contundencia de un riff central basado en acorde, con una batería lenta y pesada, que aumentarán de tono, aunque no de frecuencia en el estribillo entonado por Tobias, mucho más aguda y propia de su autor. Pasado el punto central de la canción comienza un pasaje algo más experimental de ritmo prácticamente continuo alterado por silencios de voz definidos y rítmicos.
Tras este inicio poco esperado de lo que muchos suponían sería una repetición del estilo de Avantasia I y II empieza The Scarecrow; con un inicio ligeramente folk y una introducción a la voz de tintes rockeros de manos del propio Sammet. La voz irá subiendo en notas y se irán agregando coros hasta crear una sensación muy similar a los estribillos de Avantasia pt.II. Tras esto entrará Jorn Lande (ex Masterplan), que como en prácticamente todo el disco, contará con las partes más interesantes de las canciones en las que participa: su tono rasgado, roto, su prepotencia ligeramente triste, y esas letras crueles en su parte.
Al igual que sucedió con The Seven Angels, Tobias aprovecha esta canción, la más larga del disco, para hacer una sucesión compleja de distintos pasajes que alternan la calma y la furia con varios solos de guitarra de elevada calidad a manos de Sascha Paeth (Heaven's Gate, Virgo).
Tras esto llega Shelter from the rain, una canción totalmente power cantada por Tobias Sammet, Michael Kiske (ex Helloween) y Bob Catley (Magnum). La voz de Kiske destacará, como siempre, por una enorme claridad incluso en las notas más altas. Bob Catley, por su parte, con una voz más desgarrada dará un tono más sosegado y furioso a la canción, que cuenta con las guitarras de Gamma Ray, Henjo Richter y Kai Hansen. Concretamente, opino que esta canción, pese a no tener nada inherentemente malo, peca de ciertas roturas de ritmo extrañas como el estribillo que entra en el minuto 5:02 de manera demasiado forzada.
De forma más sosegada, simple y poprockera, en un tono muy Bon Jovi, llega el single del disco, Carry me over. Un ritmo sencillo, pegadizo y una estructura típicamente de single: estrofa - puente - estribillo - estrofa - puente - estribillo - solo - estribillo(off) - estribillo.
Salto cualitativo a una tónica del tipo Celine Dion, en la que la voz cuidada y melosa de Amanda Somerville contrastará con todo lo visto anteriormente en el disco yendo desde notas tranquilamente graves, a notas tranquilamente agudas sin ningún tipo de alteración. Sammet, más sentido y menos técnico que Amanda, comenzará también en un registro bajo y subirá hasta notas chilladas muy del estilo de The Spirit will Remain.
Another Angel Down, canción que ya aparecía en el Lost in Space EP1 reaparece aquí mostrando otra vez el poderío de la voz de Jorn Lande y la versatilidad de Tobias en una canción de tintes power y de musicalidad más que notable, de ritmo fuerte que entra agradablemente desde la primera escucha y cobra fuerza en las sucesivas.
Y aquí llega The Toy Master, una canción oscura, hardrockera, con la voz del carismático Alice Cooper, un contraste muy marcado con todo lo visto anteriormente en Avantasia, salvo, quizá, algún momento de David Defeis (y aún así las diferencias son enormes). La voz oscura, tétrica, malévola, no podría encajar mejor en la canción. La letra cruel, despiadada y lúgubre se ajusta a la voz y a la temática del disco como un guante. Esa sensación de Tobias como el juguete del Maestro de juguetes repitiendo verso a verso la estrofa inicial de Cooper es sencillamente genial.
Devil in the Belfry o regreso al power. Lande y Tobias otra vez con Henjo Richter como guitarrista. Una canción rápida, fuerte, de estribillo duro formado por un dueto compaginado y magnético. Un solo muy power rozando, incluso, el metal progresivo.
Y en este punto llega Cry just a little, una bonita canción entre Tobias y Bob Catley en la que se nota una caída del poderío del que ha hecho gala el resto del disco. He de decir, en defensa de la canción, que era totalmente necesaria; la historia que maneja Avantasia: The Scarecrow necesitaba Cry just a little en este momento exacto, y Tobias la introdujo, no es una canción virtuosa, no es destacable, pero cumple la función que tiene que cumplir y no deja, de hecho, de ser bonita ni dulce, como gran parte de baladas metal. El solo de esta canción, a manos de Sascha Paeth, tiene alguna reminiscencia de Virgo y de Heavens Gate, solos escalonados, rápidos sin caer en el toqueteo frenético, y una gran sensación de continuidad en la que las voces llegan a corear el estribillo incluso por encima del solo de guitarra sin empañarse, no obstante, ni las voces ni la guitarra.
Con I don't believe in your love se retoma un poco el estilo del disco al rebelarse el personaje de Tobias (o su personalidad) contra lo sostenido en Cry just a little y es que, en palabras del personaje: "I don't believe in your love, I don't give a fuck for roses". Y es que las palabras, como hechos vacíos, no amparados por las acciones, no valen nada. La voz de Oliver Hartmann (Ex At Vance) encaja bien en la canción y sirve un poco como contraparte de un Tobias que en esta canción sube sus notas bastante a menudo. La guitarra a manos de Rudolph Schenker (Scorpions) cumple su trabajo sin problemas aunque no destaca en ningún momento.
Y llegamos así al cierre de este disco, que viene de la mano de Lost in Space, el single del EP: una bonita introducción a bajo y piano, que se cambia por guitarra pasados unos treinta segundos, cuando también entra la batería.
El disco en sí forma una grandísima pieza para cualquier tipo de oyente, dejando de encasillarse en power metal, para explorar terrenos más clásicos como el heavy, o el rock con la misma soltura con la que ha explorado antes otros estilos con un sólido conjunto de voces e instrumentistas. Supongo que no es lo que muchos de los seguidores de las dos primeras entregas esperaban encontrarse, pero el resultado, musicalmente hablando, no defraudará en absoluto, y sólo la terquedad de decir "esto ya no es avantasia" u otras opiniones del estilo impedirán al oyente disfrutar de esta obra, con una calidad musical, de media, al nivel de la mostrada en Avantasia I y II, aunque, no obstante, sin tanta ornamentación, un rasgo más estilístico que técnico.
Personalmente, un aplauso para Tobias Sammet, por tener el valor necesario de no hacer lo que todo el mundo esperaba que hiciese: una copia del estilo de las dos primeras entregas, sin dejar nada libre a la imaginación ni a la inventiva. Me alegro de que aún haya músicos como él, que de disco a disco cambian totalmente el estilo y lo hacen con la suficiente calidad como para seguir manteniendo alto su pabellón.
Suerte y sigue así, Tobias.
Mi valoración personal: 9.5/10: usa diversos estilos todos con soltura y calidad, emplea lo mejor posible los distintos registros de cada uno de los intérpretes, es una obra original, variada y valiente. Un gran rival para todas las obras rockeras y metaleras que vayan a salir este año 2008, y es que este año, Enero ha pegado fuerte.
Todo indicaba que con The Scarecrow, Tobias Sammet otorgaría más de lo mismo: power metal con infinidad de arreglos orquestales y ornamentación varia y de todos los gustos, aderezada con la colaboración de una quincena de voces, pero la realidad ha sido bastante distinta. Este disco es mucho más variado y, en muchos aspectos, atrevido: maneja registros de voz mucho más amplios, desde las guturales notas de Alice Cooper, y la reverberante voz de Roy Khan, al estridente cantar del propio Tobias o el trino agudo de Michael Kiske, colaborador de las dos anteriores Avantasias.
El disco se abre con un tema bastante heavy, Twisted Mind, donde la voz grave y pausada de un magnífico Roy Khan (Kamelot) actuará de contrapunto con la dureza y contundencia de un riff central basado en acorde, con una batería lenta y pesada, que aumentarán de tono, aunque no de frecuencia en el estribillo entonado por Tobias, mucho más aguda y propia de su autor. Pasado el punto central de la canción comienza un pasaje algo más experimental de ritmo prácticamente continuo alterado por silencios de voz definidos y rítmicos.
Tras este inicio poco esperado de lo que muchos suponían sería una repetición del estilo de Avantasia I y II empieza The Scarecrow; con un inicio ligeramente folk y una introducción a la voz de tintes rockeros de manos del propio Sammet. La voz irá subiendo en notas y se irán agregando coros hasta crear una sensación muy similar a los estribillos de Avantasia pt.II. Tras esto entrará Jorn Lande (ex Masterplan), que como en prácticamente todo el disco, contará con las partes más interesantes de las canciones en las que participa: su tono rasgado, roto, su prepotencia ligeramente triste, y esas letras crueles en su parte.
Al igual que sucedió con The Seven Angels, Tobias aprovecha esta canción, la más larga del disco, para hacer una sucesión compleja de distintos pasajes que alternan la calma y la furia con varios solos de guitarra de elevada calidad a manos de Sascha Paeth (Heaven's Gate, Virgo).
Tras esto llega Shelter from the rain, una canción totalmente power cantada por Tobias Sammet, Michael Kiske (ex Helloween) y Bob Catley (Magnum). La voz de Kiske destacará, como siempre, por una enorme claridad incluso en las notas más altas. Bob Catley, por su parte, con una voz más desgarrada dará un tono más sosegado y furioso a la canción, que cuenta con las guitarras de Gamma Ray, Henjo Richter y Kai Hansen. Concretamente, opino que esta canción, pese a no tener nada inherentemente malo, peca de ciertas roturas de ritmo extrañas como el estribillo que entra en el minuto 5:02 de manera demasiado forzada.
De forma más sosegada, simple y poprockera, en un tono muy Bon Jovi, llega el single del disco, Carry me over. Un ritmo sencillo, pegadizo y una estructura típicamente de single: estrofa - puente - estribillo - estrofa - puente - estribillo - solo - estribillo(off) - estribillo.
Salto cualitativo a una tónica del tipo Celine Dion, en la que la voz cuidada y melosa de Amanda Somerville contrastará con todo lo visto anteriormente en el disco yendo desde notas tranquilamente graves, a notas tranquilamente agudas sin ningún tipo de alteración. Sammet, más sentido y menos técnico que Amanda, comenzará también en un registro bajo y subirá hasta notas chilladas muy del estilo de The Spirit will Remain.
Another Angel Down, canción que ya aparecía en el Lost in Space EP1 reaparece aquí mostrando otra vez el poderío de la voz de Jorn Lande y la versatilidad de Tobias en una canción de tintes power y de musicalidad más que notable, de ritmo fuerte que entra agradablemente desde la primera escucha y cobra fuerza en las sucesivas.
Y aquí llega The Toy Master, una canción oscura, hardrockera, con la voz del carismático Alice Cooper, un contraste muy marcado con todo lo visto anteriormente en Avantasia, salvo, quizá, algún momento de David Defeis (y aún así las diferencias son enormes). La voz oscura, tétrica, malévola, no podría encajar mejor en la canción. La letra cruel, despiadada y lúgubre se ajusta a la voz y a la temática del disco como un guante. Esa sensación de Tobias como el juguete del Maestro de juguetes repitiendo verso a verso la estrofa inicial de Cooper es sencillamente genial.
Devil in the Belfry o regreso al power. Lande y Tobias otra vez con Henjo Richter como guitarrista. Una canción rápida, fuerte, de estribillo duro formado por un dueto compaginado y magnético. Un solo muy power rozando, incluso, el metal progresivo.
Y en este punto llega Cry just a little, una bonita canción entre Tobias y Bob Catley en la que se nota una caída del poderío del que ha hecho gala el resto del disco. He de decir, en defensa de la canción, que era totalmente necesaria; la historia que maneja Avantasia: The Scarecrow necesitaba Cry just a little en este momento exacto, y Tobias la introdujo, no es una canción virtuosa, no es destacable, pero cumple la función que tiene que cumplir y no deja, de hecho, de ser bonita ni dulce, como gran parte de baladas metal. El solo de esta canción, a manos de Sascha Paeth, tiene alguna reminiscencia de Virgo y de Heavens Gate, solos escalonados, rápidos sin caer en el toqueteo frenético, y una gran sensación de continuidad en la que las voces llegan a corear el estribillo incluso por encima del solo de guitarra sin empañarse, no obstante, ni las voces ni la guitarra.
Con I don't believe in your love se retoma un poco el estilo del disco al rebelarse el personaje de Tobias (o su personalidad) contra lo sostenido en Cry just a little y es que, en palabras del personaje: "I don't believe in your love, I don't give a fuck for roses". Y es que las palabras, como hechos vacíos, no amparados por las acciones, no valen nada. La voz de Oliver Hartmann (Ex At Vance) encaja bien en la canción y sirve un poco como contraparte de un Tobias que en esta canción sube sus notas bastante a menudo. La guitarra a manos de Rudolph Schenker (Scorpions) cumple su trabajo sin problemas aunque no destaca en ningún momento.
Y llegamos así al cierre de este disco, que viene de la mano de Lost in Space, el single del EP: una bonita introducción a bajo y piano, que se cambia por guitarra pasados unos treinta segundos, cuando también entra la batería.
El disco en sí forma una grandísima pieza para cualquier tipo de oyente, dejando de encasillarse en power metal, para explorar terrenos más clásicos como el heavy, o el rock con la misma soltura con la que ha explorado antes otros estilos con un sólido conjunto de voces e instrumentistas. Supongo que no es lo que muchos de los seguidores de las dos primeras entregas esperaban encontrarse, pero el resultado, musicalmente hablando, no defraudará en absoluto, y sólo la terquedad de decir "esto ya no es avantasia" u otras opiniones del estilo impedirán al oyente disfrutar de esta obra, con una calidad musical, de media, al nivel de la mostrada en Avantasia I y II, aunque, no obstante, sin tanta ornamentación, un rasgo más estilístico que técnico.
Personalmente, un aplauso para Tobias Sammet, por tener el valor necesario de no hacer lo que todo el mundo esperaba que hiciese: una copia del estilo de las dos primeras entregas, sin dejar nada libre a la imaginación ni a la inventiva. Me alegro de que aún haya músicos como él, que de disco a disco cambian totalmente el estilo y lo hacen con la suficiente calidad como para seguir manteniendo alto su pabellón.
Suerte y sigue así, Tobias.
Mi valoración personal: 9.5/10: usa diversos estilos todos con soltura y calidad, emplea lo mejor posible los distintos registros de cada uno de los intérpretes, es una obra original, variada y valiente. Un gran rival para todas las obras rockeras y metaleras que vayan a salir este año 2008, y es que este año, Enero ha pegado fuerte.
No es una música que me guste excesivamente, pero he de decir, que las canciones, tienen un punto en el que se te meten en el interior, provocando que se te queden la forma de las melodías y que las reconozcas de una forma sencilla, provocando que cuando llevas un tiempo escuchándolas; acabes reconociendo la calidad del disco.
ResponderEliminarLa calidad va más allá de los gustos. Personalmente, esperaba menos del disco, aunque es posible que las dos primeras partes de Avantasia, como consecuencia de una orquestación sobreornamentada, resultasen más incómodas de primera escucha.
ResponderEliminarEn cualquier caso, me alegro de que te parezca un disco de calidad.