Pillars of Eternity - Obsidian


Pillars of Eternity se lanzó tras un exitoso Kickstarter y acabó arañando unas cuantas nominaciones a juego del año, llegando a arrebatar algún premio a juegos de la talla de The Witcher 3 y Fallout 4.

Templo de Skaen.
Todas las imágenes están extraídas de la web de Obsidian.
Mecánicamente es heredero directo de clásicos como Baldur’s Gate o Icewind Dale: el jugador lleva un grupo de hasta seis personajes, tiene un sistema de combate con pausas y todo se ve en perspectiva isométrica.

El juego es largo (es fácil irse a 50 horas o más), desborda trasfondo y tiene unos cuantos personajes muy bien diseñados. En la piel de un Observador, un hombre que puede ver fragmentos de vidas pasadas, recorremos una región de un mundo llamado Eora y conocemos a sus nobles, sus magos, científicos y religiosos, mientras decidimos el tipo de interacciones que queremos tener con casi todo. Esa toma de decisiones y el combate táctico por turnos son, probablemente, los dos puntos más fuertes del juego; aunque algún elemento como la gestión de la fortaleza de Od Nua, de la que nos hacemos señores, también está muy bien atado. Hay juegos con muchos más medios que podrían tomar buena nota de esto último.

Fortaleza de Raedric.
Todas las imágenes están extraídas de la web de Obsidian.

No obstante, Pillars of Eternity también tiene unos cuantos problemas. La historia principal es interesante a pesar de lo tópica que resulta; pero gran parte de las secundarias son un relleno sin carisma ni garra; poco más que una excusa para arañar PX extra en los que apoyarse en el viaje. Además, la lectura de los fragmentos de vidas pasadas resulta muy pesada casi en todo momento. Muchos personajes a los que podemos «observar» están todos juntos y tienen pasajes bastante largos para leer, por lo que es fácil empezar a saltarse textos… un camino que cuesta abandonar después y que cualquier juego de este estilo debería evitar.

La experiencia de juego es un poco agridulce, porque es cierto que recoge el testigo de un subgénero de los videojuegos de rol y lo porta con orgullo y solvencia, pero al mismo tiempo tampoco parece hacerlo suyo, como si hubiese poco que aportar a las soluciones de los clásicos. Esto, unido al exceso de textos algo impersonales, de subtramas que dan la impresión de relleno (aunque algunas de ellas se tienen en cuenta en el epílogo), empaña el buen trabajo de desafío de los combates, de ciertas subtramas como la de Aloth y la de la efectiva y entretenida trama principal.

Dragón celeste.
Todas las imágenes están extraídas de la web de Obsidian.

Pillars of Eternity es bueno, sin duda; pero, tristemente, parece a punto de ser estupendo. Si pulen eso en su segunda entrega puede ser un título a tener muy en cuenta.


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