Merlí (Temporada 2) - Héctor Lozano

La segunda temporada de Merlí abarca el primer trimestre de segundo de bachiller y sigue fielmente la estela de la primera: mantiene al profesor divertido y canallesco, las referencias políticas, el acoso en las aulas y los problemas cotidianos de los adolescentes. Todo está ahí otra vez.



Pero en esta ocasión, con todo presentado, Merlí se anima a ir un poco más allá y profundiza en temas como los celos, el machismo, la pobreza, la maternidad adolescente y la transfobia. Sigue explorando temas que se pueden ver en un instituto y tratando a sus adolescentes como personas complejas; aunque, tristemente, alguno se mete en un aparentemente incontenible proceso de tosca exageración (no miro a nadie, Capdevila), y algún personaje nuevo parece ejercer un, quiero pensar que exagerado, rol de villano.


Aquí un tiene un pase. Pero su desarrollo posterior es insoportable.

Y es que ¿qué es Coralina (magnífica Pepa López) sino una villana? ¿Qué rol cumple? ¿Qué la motiva sino el hecho de querer hacer daño? Quizá Héctor Lozano, creador y guionista de todos sus episodios (alguno de ellos con colaboración), considerase que un personaje así podría dar fuerza a otros como Quima (Manel Barceló) a través del contraste, o que generase unas situaciones en las que se pudiesen ver facetas que quedarían ocultas de otro modo, como sucede con Berta; pero lo cierto es que resulta difícil creerse su actitud. Estoy seguro de que hay mala gente en los centros educativos, de que la hay en todas partes, pero me inquieta la normalidad con la que ataca a los alumnos y malmete entre los profesores sin que nadie parezca escandalizarse. ¿Serán realmente así las entrañas de los institutos? ¿Habrá tan pocos mecanismos de control o se ignorarán como en el Ángel Guimerá? En la primera temporada tuve que esforzarme por aceptar la permisividad que había con Merlí, aunque era la base de la serie y decidí aceptar la premisa; pero no acabé de creerme a Coralina en ningún momento. Una pena.


«Acabo de llenar una cesta de manzanas y voy a visitar a mi hijastra, Pepe», un diálogo perfectamente razonable de Coralina.

La temporada, en cualquier caso, es muy disfrutable, y deja algún capítulo particularmente bueno como Kant y Descartes, aunque en sus últimos episodios noté un bajón mecanicista que me hizo bajar mis expectativas para la tercera y última tanda de episodios.

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