Pirómides - Terry Pratchett
El joven Teppic, príncipe heredero del reino de Djelibeibi, es enviado al gremio de asesinos de Ankk-Morpork a ganarse la vida debido a las innumerables deudas que contrajo el reino con la construcción de las pirámides en las que enterraron a sus faraones. No obstante, tras la muerte de su padre, Pteppicymon XXVII, Teppic volverá a su hogar para guiar a sus súbditos, siempre bajo la tutela de Dios, el sumo sacerdote, un hombre férreamente apegado a las tradiciones. La construcción de la mayor pirámide que ha visto jamás Djelibeibi, en honor de Pteppicymon XVII, causará innumerables problemas, tanto de carácter mundano, como el presupuestario, como de carácter… cuántico
Un paródico reflejo del antiguo Egipto… y más
Nadie va a llegar a este punto de Mundodisco sin saber que Terry Pratchett es un maestro del humor, además de un estupendo novelista, pero puede que en Pirómides esté más desatado de lo normal. No hay página sin su gag, no hay diálogo sin su giro humorístico y no hay situación que no se aproveche para hacer reír al lector.
La historia de Teppic lo llevará a explorar los confines de ese trasunto del antiguo Egipto así como los límites del poder ejecutivo dentro de una teocracia. El choque entre ambos poderes es uno de los ejes principales de Pirómides y Dios, el sumo sacerdote, es uno de los elementos que mejor funcionan: hay una parodia constante y despiadada con el poder de los representantes de la fe y la tradición. Tanto Dios como Teppic consideran que solo hacen lo mejor para Djelibeibi, sencillamente… sus ideas de «lo mejor» chocan un poco entre sí.
La capacidad del autor para bromear acerca del antiguo Egipto parece infinita con la sucesión de páginas, pero los viajes de Teppic, en compañía de Ptraci y el mejor matemático del Disco, un camello que responde al nombre de Maldito Bastardo, lo llevarán a consultar a los filósofos de Efebia, la correspondiente antigua Grecia, mientras Djelibeibi, enclaustrado en un bolsillo dimensional, se llena de momias confusas… y llenas de rencor, y de manifestaciones divinas. Nada es lo que las tradiciones les habían prometido.
Teppic y Ptraci, el gran dúo
Si bien creo que Dios es el personaje más brillante de la novela, me pareció que el viaje que trazan Teppic y Ptraci es maravilloso. Son dos personajes siempre divertidos, pero las interacciones entre ellos son de las más graciosas que encontré en los libros de Pratchett.
Mientras Djelibeibi está sumida en la apresurada construcción de la pirámide más grande que nunca hayan visto sus habitantes, cuando todo empieza a torcerse, Teppic se ve obligado a huir del reino… pero lo hace en compañía de Ptraci, una de las cortesanas favoritas del difunto Pteppicymon XVII, una mujer que combina el conocer únicamente las tradiciones de Djelibeibi (Teppic, al fin y al cabo, ha visto mundo, que ha estado en Ankh-Morpork y ha conocido a sus gentes) con tener los pies bien asentados en la tierra. El príncipe heredero, que Dios ha declarado muerto (¿y quién va a poner en tela de juicio al sumo sacerdote?), en cambio, es un soñador sediento de ganas de cambio y progreso… aunque haya sido incapaz de imponerse a la voz de Dios, el anciano sumo sacerdote.
Entre la vida y la muerte a través de la fe
Otro de los grandes temas de la novela es la muerte, concretamente lo que pasa cuando uno muere. Asistimos durante numerosas intervenciones a la experiencia espiritual de Pteppicymon XVII que ve cómo lo embalsaman y cómo la idea de ser encerrado durante miles de años en una pirámide no acaba de resultarle atractiva.
Cuando la historia acaba de liarse y miles de momias toman las calles junto con violentas manifestaciones de los dioses del panteón de Djelibeibi, vemos que la idea no acabó de funcionar para ninguna de ellas. Y algunas han tenido 7000 años para madurar su rencor ante el engaño de los sacerdotes, lo que conecta este tema con el de la tensión entre el poder eclesiástico y el del rey, aunque se trate de un supuesto rey-dios responsable de hacer salir el sol cada mañana.
Conclusión
En mi primera incursión en el Disco me salté Pirómides porque me habían hablado bastante mal de ella, y debo decir que, ahora que la he leído, no tengo ni idea de por qué. Me parece una de las lecturas más tronchantes de Terry Pratchett y creo que su humorístico retrato de la Antigüedad es brillante. Me lo he pasado como un enano.
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3. Ritos iguales.
4. Mort.
5. Rechicero.
6. Brujerías.
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