La luz fantástica - Terry Pratchett
Rincewind y Dosflores prosiguen su viaje por el Disco, pero esta vez lo hacen con una ominosa amenaza en el cielo. Sin quererlo, el primer turista y el peor mago que ha existido acaban de embarcarse en una carrera contrarreloj para salvar el mundo. Por suerte, no estarán solos. Y no hablo únicamente del Equipaje.
La aventura
Creo que esta vez el hilo conductor de la novela es más constante, más serio (bueno, ya me entendéis) y más intenso. La amenaza de esa figura en el cielo que amenaza con estrellarse con el Disco y mandarlo todo a tomar por saco condiciona muchas cosas, y el hecho de que ya conozcamos a los protagonistas acelera mucho el tramo inicial. La luz fantástica se beneficia de esto último, como suelen hacer las comedias, pero no se limita, ni mucho menos, a vivir de rentas.
Nos encontramos ante un texto, en mi opinión, un poco más pulido que el de El color de la magia, con alguna nota al pie más (creo que Pratchett era el único autor al que deberían haber permitido usarlas, especialmente tras leer Babel, de R. F. Kuang) y con más personajes y situaciones; pero todo lo que funcionaba sigue presente: el estupendo humor, la entretenida aventura, la tierna relación entre el cobarde aferrado a la vida Rincewind y el hipercurioso Dosflores, la amenazadora presencia del Equipaje y hasta la figura del bárbaro, esta vez representado por el anciano, tuerto y desdentado Cohen.
¿Sigue sin ser representativo de los mejores momentos de Mundodisco? Así es, pero, de nuevo, el texto tiene virtudes suficientes para defenderse solito.
El nacimiento de una serie
La continuación de las aventuras de Rincewind y Dosflores es, como decía, fiel a la fórmula de El color de la magia, pero implica en su argumento a más personajes, a los que detalla en mayor profundidad (como muestra, se puede comparar el grado de detalle de Hrun en la primera novela respecto al de Cohen en esta segunda entrega).
Además, durante la lectura tuve la sensación de que Terry Pratchett había decidido a lo largo de las páginas de La luz fantástica que este universo tenía muchas más historias que contar, mucho más territorio que explorar, y que él era el hombre perfecto para ello. Creo que se adivina una mayor preocupación por la posible continuidad del Mundodisco: podría haberse limitado a escribir una divertida y fantasiosa bilogía que parodiase los grandes clásicos del género de fantasía con su peculiar visión de magos y guerreros, pero, por suerte, el autor decidió seguir adelante, lo que lo llevaría a escribir esas novelas tan divertidas sobre las brujas, sobre la Muerte y sobre la guardia de Ankh-Morpork, entre otras.
Conclusión
Si bien no creo que sea ninguna obra maestra, creo que tiene méritos de sobra para hacerse un hueco en las lecturas de cualquier aficionado a la fantasía. Quizá Pratchett aún no se había metido a fuego en esa crítica social de nuestro propio mundo (aunque ya hay detalles) que tan bien supo explotar más adelante; pero La luz fantástica tiene algunos momentos divertidísimos, buenos personajes (Rincewind y Dosflores se sienten, en mi opinión, más sólidos que en la primera novela) y algunos momentos preciosos.
Tiene alguna cosilla que quizá no envejeció bien (creo que ahora mismo la relación que une a Cohen y Bethan puede despertar algunas antipatías), pero creo firmemente que el texto tiene el corazón en el lado correcto.
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