Perception - TNT

Nos encontramos ante un caso realmente extraño. Por un lado es imposible negar que Perception es una serie mediocre en el mejor de los casos. Un procedimental típico y bastante poco imaginativo en el que una agente del FBI pide ayuda a un consultor externo, un profesor de neurología con aquellos casos en los que se les escapa algo del patrón psicológico de la víctima. La peculiaridad de que el consultor padezca esquizofrenia paranoide, en cualquier caso, da a la serie un pequeño puntillo añadido. No la hace una buena serie, la verdad... pero la hace entretenida de ver, que supongo que es lo que buscaban en un principio.

Y es que Perception es una serie muy sencilla en su planteamiento pero que consiguió desarrollarse con sorprendente buen hacer hasta un episodio doble que, sencillamente, jugaba otra liga para la serie. Los episodios 9 y 10 forman un capítulo que se aleja mucho de la calidad media mostrada hasta el momento e insinúan, tal vez, lo que puede ser la serie si les dejan.


Dr. Daniel Pierce

Toda la serie gira alrededor de Daniel Pierce (Eric McCormack), el consultor de marras, y su afección. Todo gira en torno a su conocimiento y a su forma de ver el mundo, a las personas (reales o ficticias) que lo rodean y a cómo sobrelleva su enfermedad. Al principio esta enfermedad es una excusa más, un hilo más del que tirar para enfocar la serie, matizar al personaje y, por qué no, rellenar un poco el capítulo. Pero esto va cambiando con el tiempo y llega a verse un aprovechamiento formal de la enfermedad, los personajes se hacen más retorcidos, las tramas juegan más con qué es real y qué no (aunque pocas veces llega a ser algo verdaderamente dramático o creíble, luego hablaré del gran momento que tuvo este recurso).

En torno al protagonista giran personajes como, por supuesto, la mencionada agente del FBI, Kate Moretti (Rachel Leigh Cook), quien sabe de la enfermedad de Pierce pero no tiene detalles de su gravedad y que manifiesta una absoluta (y a veces algo pillada por los pelos) fe ciega en su exprofesor, al que, por cierto, se quería beneficiar (¡¡Tensión sexual no resuelta!!). Ahí queda eso. Giran también su doctorando y ayudante Max Lewicki (Arjay Smith) que vive con él, le hace la comida y le ayuda a mantener una serie de patrones reconocibles en su vida para que su existencia sea más estable; y Natalie Vincent (Kelly Rowan), su exnovia.

Kate, Daniel, Lewicki y Natalie

Retorciendo la fórmula del procedimental

El mar de series al que se enfrentan las novedades las obliga a aportar algo, generalmente recurriendo al retorcimiento de sus tramas o de sus personajes. Perception tira más por retorcer al personaje. La mayor parte de las tramas son bastante corrientes, dentro del género, y es la percepción alterada del consultar la que consigue que el capítulo funcione de algún modo. A veces evocando personajes conocidos como guías (como Juana de Arco) o a veces, sencillamente, por medio de personajes que hagan dudar al espectador de si realmente está pasando lo que parece. Jugando con eso, con la duda, la serie consigue mantenerse a flote casi en cualquier momento, pese a sus historias normalitas, sus personajes normalitos y sus desarrollos normalitos.

El poder tranquilizante de la música clásica.

Lo mejor para el final

Pero me voy a centrar ahora en ese tándem bestial que forman los capítulos 9 y 10, con los que se cierra la temporada. Los 8 primeros capítulos fueron visibles y entretenidos, pero ya; y sorprendía ver la seriedad con la que arrancaba Shadow. La dirección parecía de otra serie, toda llena de pequeños travellings y de fluidos cambios de escena; a cargo, ambos capítulos, de Ken Biller. ¿La trama? La más interesante de la temporada. ¿Las dudas sobre la realidad de los hechos? Las más logradas, con esa historia tan inverosímil y esos datos que van cayendo como losas. El final de ese capítulo deja claro que el espectador se encuentra ante El Capítulo de la Temporada, ante el Baelor/Blackwater de Perception. Ante otro número 9. La bendición del 9, Soñadores.

La luz tan naranja nunca anuncia nada bueno, señor Pierce.

Pero lo cierto es que el capítulo 10, Light, que continúa directamente la trama del anterior, mantiene muy bien el tipo y añade algunos ingredientes muy interesantes, como la aparición de Caroline Newsome (vamos a dejar este punto aquí, sin mayor detalle) y el caos absoluto en que se convierte la trama de Shadow.


Nota: 6. La serie, insisto, no es buena. A excepción de sus dos últimos capítulos es meramente pasable, aunque su ritmo, sus momentos divertidos y algunas escenas especialmente bien pensadas la hacen muy llevadera. El final, en cualquier caso, alza el conjunto de la serie y permite cierta esperanza de mejora para su segunda temporada, ya confirmada.

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