Samurái de ojos azules (Temporada 1) - Michael Green y Amber Noizumi

 Samurái busca vengarse de los cuatro hombres blancos que habitaban Japón cuando nació.

Imagen

La venganza de Mizu

Mizu, protagonista de esta historia, no es el típico samurái. El honor y esas cosas no le importan cómo deberían; la suya es una historia de ira y venganza, de sangre y muerte. Hábil con las armas y con el alimento vital que supone un odio incombustible e irrenunciable, Mizu recorre Japón en busca de los hombres a los que juró matar en una constante orgía de espadazos, miembros amputados y cadáveres. Nada puede detener su furia, su sed de venganza; es un onryo.

El camino que recorre, no obstante, está salpicado de personajes más amables (como Ringo, Seki o el maestro Eji), de personajes honorables (como Taigen), de personajes astutos (como Akemi o su padre, Daiichi) y de verdaderos despojos que malamente merecen ser considerados seres humanos (como Abijah Fowler o Heiji Shindo).

Mizu se ha embarcado, aunque todavía no lo sepa, en un viaje que la llevará por el Japón de la era Edo, mientras su presa orquesta un golpe de estado contra el shogun. La pobre mujer no sabe todo lo que tiene por delante. Ah, sí, Mizu es una mujer. Nada que resulte sorprendente, dado que quien la dobla es Maya Erskine, por mucho que tenga la voz un poco rasgada y grave. El primer episodio, además, resuelve cualquier incógnita que el espectador pueda tener al respecto.

Mulán, por Quentin Tarantino

La historia de esta samurái recuerda un poco a la de Mulán, pero el estilo violento y vistoso de Samurái de ojos azules dista mucho del famoso Clásico Disney del que habló en su momento Laura, o de su, en mi opinión, espantosa versión de imagen real. Nos encontramos ante una serie repleta de acción y sangre, de trampas y combates, de muertes y mutilaciones. Samurái de ojos azules se recrea en su violencia, que en cualquier caso se trata de forma hermosa y elegante. Es probable que sus secuencias de combate se encuentren entre las mejor trabajadas de los últimos años y es que, prácticamente, son intachables. Al menos siempre que uno no vaya en busca de realismo.

No nos encontramos ante un producto realista. Ni falta que hace, claro. La serie se recrea en su heroína, en su viaje y sus peripecias, pero Mizu no es (del todo) humana: es una fuerza imparable y sedienta de sangre. Es quizá, como afirman varios de los personajes, un onryo, un espíritu vengativo e implacable.

Con esa idea en mente, Michael Green y Amber Noizumi escriben una historia de fondo sencillo (con el viaje del héroe por fórmula) pero ostentosa forma. Y es que Samurái de ojos azules, con toda su violencia y su muerte, es una serie hermosa, con un estupendo diseño de personajes y una animación muy trabajada. Si podéis huir de esa aparente necesidad de realismo que parece haberse impuesto entre una cierta parte del público, encontraréis en ella un producto precioso, refrescante y adictivo como él solo.

Sello de calidad de animación de Netflix

Como podéis haber inferido ya, creo que nos encontramos ante lo que me parece uno de los mejores estrenos del año pasado y, quizá, ante el mejor estreno animado, un terreno en el que Netflix nos suele dejar unas cuantas perlas al año. Me cuesta entender por qué trabajan tan bien ese campo mientras en otros producen un poco a bulto, la verdad.

No puedo más que recomendar aventurarse por este Japón del período Edo, que os dejéis arrastrar por el maremágnum de sangre y acción y que seáis partícipes de la venganza de nuestra onryo, de Mizu, nuestra magnífica samurái. La samurái que, aunque no lo sabíamos, necesitábamos.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Charlie y la fábrica de chocolate - Tim Burton

Los miserables, diferencias argumentales entre novela y musical

Ozark (Temporada 1) - Bill Dubuque, Mark Williams