Girls (2ª temporada) - HBO

Había muy poco que mejorar en la fórmula de esta serie. Girls tuvo sus ideas bastante claras desde un principio: va de las vivencias de un grupo de amigas en Nueva York y presenta a unos personajes llenos de defectos que no son disimulados en ningún momento. Había leído en alguna parte que a Girls no le gustaban sus personajes pero que les tenía cariño, y es cierto; es una buena forma de resumir el abanico de personajes que pueblan sus calles.

Repartiendo el protagonismo

Esta segunda temporada, creo que Lena Dunham ha dado más tiempo a sus compañeras de reparto para lucir y para desarrollar sus personajes, siendo el caso más claro el de Marnie (Allison Williams), un personaje al que se le ha dado un repaso monumental de arriba abajo que, por momentos, fue cruel como una paliza callejera y acabó con una chiquilla (que quizá tuvo el personaje más constante y con las ideas más claras de la primera temporada) confusa, dolida y a la que se le va escapando todo cuanto tenía.

La adorable y preciosa Marnie.

Las vueltas de la vida, sobre todo en una época como esta. ¿Alguno recuerda el principio de la serie? ¿La posición de Marnie por aquel entonces, que se sentía atrapada en una relación con el soso, bonachón y empalagoso Charlie? Las vueltas de la vida, insisto, hasta el final de esta segunda temporada. La adorable Marnie, la preciosa Marnie... la pobre Marnie.

El otro personaje que más tasa de protagonismo recibe es Shoshanna (la graciosa y repelente, todo a la vez, pijita-virginal interpretada por Zosia Mamet) que empieza a salir con el insoportable amigo de Adam, el desagradable Ray Ploshansky. Y lejos de la tónica habitual de la serie, estos personajes tan diferentes serán capaces de ir hablando las cosas desde casi el principio que sin ser un remedio milagroso los coloca en una cierta posición de ventaja respecto a Hannah y Jessa, que a menudo acaban mintiéndose a sí mismas.

Y resumiendo simplificando mucho, vamos a decir que las vidas de Jessa y de Hannah, esta temporada, giran en torno a invitados en la serie. La primera lo hará en torno a Chris O'Dowd, mi adorado humorista británico, que interpreta al triunfador y acaudalado Thomas-John; y la segunda en torno a un viejo amor, llamado Elijah Krantz, que salió hace años del armario (hay que reconocer que pocas opciones son más gays que el divertidísimo Andrew Rannells) con el que vuelve a compartir piso.

Mismas virtudes, mismos defectos

Girls sigue siendo la misma serie. Han pasado cosas, la serie dio una mayor participación a Hannah en el inicio de temporada que en la primera, aunque luego se volvió a dosificar, los personajes se fueron enfrentando al mundo... pero los recursos de la serie siguen siendo los mismos.

Girls es una serie orgullosamente neoyorquina. El ambiente que se respira en todo momento, ese Brooklyn desatado, las escenas grabadas directamente en las calles y esa forma de pensar tan urbana, tan (por momentos) de película de Woody Allen (hay momentos de Adam Drive que creo que están claramente inspirados en el brillante guionista-director-actor de Brooklyn). Además, como siempre, Girls luce una banda sonora impresionante que es moderna y gafapasta como la propia serie y, a la vez, se ajusta a la perfección a las escenas. Tiene ese punto en que volumen, tono y fondo se mezclan de verdad con la serie y aumentan, si cabe, el valor de la escena.


Y una cosa que me sigue maravillando, es el reparto de la serie. Lena Dunham, aunque esté obsesionada con salir desnuda una y otra vez ante la cámara, desempeña un trabajo magnífico en la expresividad de Hannah. Adam, Zosia, Allison... todos actúan de forma convincente y muy adecuada para sus personajes. ¿Los secundarios? Puro lujo. ¿Cuál es el eslabón débil? Siempre hay uno, aunque sea por simple contraste, pero en Girls sí creo que hay uno claro. Jemima Kirke no me convence. Ya no sé si es ella como actriz, que no es capaz de darle credibilidad (o cuerpo) a su personaje, Jessa; o es que Jessa es tan caótica, tan absurda e insoportable que uno no es capaz de aceptarla. No lo sé. Y no me importa. Según le fueron quitando minutos en pantalla, la serie iba creciendo. Sin duda, un gran acierto.

Hubo otro detalle que no me gustó nada. Bueno, el detalle sí me gustó, pero no lo hizo la forma en que apareció en la serie. Me parece creíble que Hannah tenga un trastorno obsesivo compulsivo, pero o yo no capté las insinuaciones o apareció por sorpresa, a traición, como la forma de abrir una nueva trama y no como un paso previamente insinuado. A mí me dio la impresión de calzarse por la fuerza, repentinamente, y no acabó de agradarme, la verdad.

Nota: 9. Creo que esta temporada ha tenido el desarrollo perfecto para la serie, aunque en los primeros capítulos le costó bastante arrancar, y creo que los cambios introducidos en la misma han sido muy acertados. Girls sigue siendo un producto arriesgado en el que un par de movimientos en falso seguidos pueden tumbarlo, pero por ahora el ruido que está consiguiendo entre la crítica y lo acérrimos que son sus fans (solo superados por los que verdaderamente odian la serie, que son más acérrimos que los fundamentalistas religiosos) parece que mantendrá la serie en activo durante algunos años. Como poco, una tercera temporada ya confirmada por HBO y por Lena Dunham. Suerte, Lena, ¡y que siga así!

Otras temporadas:
Primera.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Charlie y la fábrica de chocolate - Tim Burton

Los miserables, diferencias argumentales entre novela y musical

Ozark (Temporada 1) - Bill Dubuque, Mark Williams